El mejillón gallego tienta al mercado belga
El plato preferido de los belgas, mejillones con patatas fritas, se servirá este verano con molusco gallego. Galicia intentará disputar a Holanda un mercado valorado en 60 millones de euros
El mejillón de las rías gallegas intentará, a partir de este mes, conquistar las cazuelas belgas. Se trata de un hábitat difícil para competir, porque el 98% de las 23.000 toneladas que Bélgica importa anualmente procede de la región holandesa de Zelanda (tierra en el mar, en holandés). Pero el pasado 30 de abril, como cada año, concluyó la temporada en la ría de Escalda y los mayoristas belgas buscan un proveedor de repuesto para el plato nacional: mejillones cocinados al vapor sobre una base de vino blanco y apio, y acompañados por las omnipresentes patatas fritas.
Los clientes más sibaritas contendrán su adicción hasta que el pequeño y exquisito molusco zelandés regrese dentro de poco más de dos meses. Pero aunque la voraz demanda remita, en la hostelería no llega a desaparecer del todo, mantenida en gran parte por el turismo.
Bélgica suele recurrir al mejillón de Dinamarca durante esta tregua. Pero será la variedad Mytilus galloprovincialis de Galicia la que dominará mesas y fogones este ejercicio. Los productores gallegos, que ya exportan 10.000 toneladas a Italia y 7.000 a Francia, intentarán aprovechar la cata para ganarse al mayor importador de mejillones per cápita de toda Europa.
La oportunidad de expansión para un sector que genera en Galicia 18.500 puestos de trabajo (7.000 de ellos indirectos) surgió en la Feria del Marisco celebrada en Bruselas durante el pasado mes de abril. La Organización de Productores de Mejillón de Galicia (Opmega), que agrupa a un total de 19 asociaciones, aceptó el reto entre el escepticismo de algunos críticos gastronómicos belgas.
Sin embargo, para los mayoristas locales la oferta gallega permite desafiar al monopolio holandés con la amenaza de una región que produce 300.000 toneladas de mejillón, con un valor de 108 millones de euros. Holanda, con una flota de 75 barcos, exporta a Bélgica mejillones por un valor de 58,5 millones de euros (casi 10.000 millones de pesetas). Francia y Dinamarca captan el 2% restante del mercado.
La hostelería belga asegura que la dependencia ha provocado incrementos de hasta el 40% en el precio del molusco en tan sólo dos años. Los importadores también se quejan, cada año, de una presunta manipulación especulativa en el banderazo de salida de la temporada que deciden los armadores holandés con base, se supone, en unos criterios estrictamente biológicos.
El bivalvo gallego va a poner su pie en este cocedero de intereses y el Consello Regulador del Mexillon de Galicia advierte que competirá 'con calidad, no con precio'. El tamaño será la primera sorpresa para el exigente consumidor belga. 'El mejillón de Galicia, en sólo 18 meses, crece hasta nueve o diez centímetros, casi el doble que el de Holanda', explican en el Consell.
El porcentaje de carne en función de la concha es también muy elevado en la variedad gallega. A diferencia del holandés, que se extrae del fondo de la ría, el gallego se cultiva desde hace tiempo, concretamente desde el siglo XIX, en bateas, de las que hay 3.337 en la actualidad.