Rincón solidario en MRW
El presidente la compañía de mensajería rápida MRW, Francisco Martín Frías, trabaja en un espacio funcional, sencillo y con mucha luz, adornado con los premios que ha recibido la empresa como reconocimiento a su actividad social
El traslado de la sede de la compañía de mensajería rápida MRW, situada hasta hace tres años en el centro de Barcelona, a las afueras de la capital catalana, permitió a su director general y presidente dotar su oficina de la claridad de la que no disponía en su anterior despacho, situado en la calle Aragón, en pleno Eixample barcelonés. 'Me gusta trabajar con luz y por eso he tratado de que mi despacho sea luminoso, ya que pasé 12 años trabajando en un espacio interior', afirma el presidente.
Con este objetivo, Francisco Martín Frías diseñó su despacho, en el Polígono Gran Vía, antigua sede de la compañía de transportes Muñoz y Cabrero, rodeado de grandes ventanales. En el momento que Martín Frías asumió la gestión de la MRW en 1987, anteriormente llamada Mensajeros Radio, se fijó la meta de convertirla en la compañía más solidaria de España.
Su despacho, funcional y de mobiliario sencillo, recoge diversos premios y objetos con los que la compañía ha sido galardonada por su actividad social. Uno de ellos es un cuadro conmemorativo del 50 aniversario de Unicef, organismo del que MRW es socio de honor.
El otro objeto que simboliza el carácter solidario de la empresa y del propio Martín Frías es una hucha colocada en una pequeña mesa que forma parte de las 240.000 distribuidas por toda España dentro del programa Juntos por África, con el que pretenden recaudar fondos para luchar contra el hambre en este continente.
A Martín Frías no le gustan los excesos, por este motivo ha dotado a su despacho de los instrumentos imprescindibles para llevar a cabo su labor diaria. Su mesa tan sólo dispone de material de oficina, un ordenador personal y fotografías familiares. Sí tienen cabida, en cambio, sus dos principales aficiones, la jardinería y el automovilismo. En uno de los rincones de su espacio, con vistas a un pequeño jardín, dispone de varios ejemplares de plantas exóticas, como cactus y palmeras. Uno de los objetos con más simbología para Martín Frías, ya que es muestra de su labor de patrocinio y de su afición por la velocidad, es una maqueta que simula un vehículo en unos boxes. El automóvil, un Lamborghini Diablo en miniatura, es una reproducción del vehículo que la compañía MRW patrocinó hace tres años en el campeonato español de gran turismo, GT.
La obra ha sido realizada por el artesano catalán Joan Ferret, amigo personal del presidente de MRW. La afición por la velocidad, símbolo de la compañía de mensajería rápida, le ha llevado a presidir desde 1996 el Club del Jaguar de Barcelona, colectivo que agrupa aficionados a la marca, y a ostentar la vicepresidencia del Antic Car Club de Cataluña.
Muestra de su afición por la marca de automóviles Jaguar es una colección de estos animales elaborados en distintos materiales, como planta y bronce, dispuestos en una pequeña mesa en la entrada de su despacho. La gestión de la empresa la comparte con su hija Esther, que es directora de acción social, y de su hijo Paco, adjunto a dirección general. En su mesa de trabajo el presidente de MRW muestra fotografías de ambos y de otra de sus grandes devociones, su nieta Valentina. Pronto se incorporará a la colección una fotografía de Blanca, su otra nieta, nacida el pasado mes de marzo. En su espacio, ha reservado un rincón para su Castilla natal, incorporando una fotografía aérea del castillo de Coca en Segovia, tomada a través del sistema de fotografía mediante globos aerostáticos de la compañía de mensajería.
Un puzzle de recuerdos
Un mural horizontal completamente repleto de fotografías de trabajadores de la compañía y de amigos personales del presidente de la mensajería MRW es el objeto al que guarda más cariño Martín Frías.
Algunos de los retratos se remontan a los inicios de MRW. El mural es principalmente un homenaje realizado a sus colaboradores, aunque también se aprecian algunas fotografías de personajes famosos como la cantante Nina o el actor Anthony Quinn. El cuadro, una idea que ya figuraba en su anterior despacho, constituye el mejor sustituto a cualquier álbum de fotografías. 'Me da pereza pasar hojas', reconoce.