El inversor, a la caza del 'chicharro'
Lo ocurrido el lunes con La Seda vale como muestra de por dónde discurren las cosas en la Bolsa española. La compañía registró un fortísimo alza en el precio y en el volumen de contratación debido a las expectativas de fusión con Ercros, que también subió con fuerza. En el balance de compradores y vendedores dominaban las firmas miembros de la Bolsa de Barcelona, donde está localizada la empresa.
Este tipo de especulaciones parece lo único capaz de acercar al inversor al mercado. La mayor parte de las veces sale escaldado, pero no importa. El próximo rumor volverá a disparar la cotización de otro valor, preferentemente de la Vieja Economía y con precios atractivos.
Hay quien culpa al inversor de este comportamiento poco ortodoxo. Pero llevamos dos años y pico de mercado bajista. Los expertos insisten en descartar una recuperación vertical y se barajan, como mucho, revalorizaciones del 10% para este año. En este contexto, ¿quién puede culpar al bolsista de toda la vida que se la juega con un chicharro para sacar un 20% en un buen día?
El momento bursátil, con una volatilidad muy alta, pero con la tendencia plana, combinado con el final de la época dorada de los depósitos, anima estos movimientos. Quien espere que la Bolsa no cambie de tendencia tendrá que acostumbrarse al chicharreo, a valores pequeños que mueven en un día más que en todo un mes y que se disparan para luego volver a caer o pasar directamente al olvido.
Conviene advertir, de todos modos, al que no pueda resistirse a la tentación del dinero fácil. Conviene avisarle que no se fíe de agitadores o de empresas que inventan la pólvora de un día para otro y que al siguiente filtran ellas mismas rumores de fusión. No fue este el caso de La Seda, que desmintió cualquier operación.