Italia, un día al sol
Italia se tomó anteayer un día libre, cortesía de la huelga de ocho horas convocada por los tres mayores sindicatos (...). Para éstos se trata, sobre todo, de una acción simbólica (...) que demuestra al Gobierno que son capaces de movilizar a la gente en apoyo de sus causas (...). El mensaje, en otras palabras, es que hay un coste si se intenta esquivarlos. El problema es que los cambios propuestos por Berlusconi son tan mínimos y la respuesta sindical tan vitriólica que resulta difícil imaginar que merezca la pena lo que éstos pudieran aceptar (...). En algún momento, Berlusconi tendrá que orientar su mensaje directamente a los ciudadanos, pues es a los que tiene posibilidad de convencer, y no a los líderes sindicales (...). El mensaje real de la huelga, nos tememos, es que no importa lo que diga Berlusconi; los sindicatos no escuchan.