Ecología a golpe de cuchara
En la despoblada y deprimida comarca de la Sierra del Segura, en el pueblo de Letur (Albacete), nace en el verano de 1990 esta pequeña y singular empresa.
Un grupo de amigos con ideas comunes sobre la agroalimentación se plantea iniciar una experiencia de agricultura ecológica como forma diferenciada de poder influir en el desarrollo local y rural de su entorno, compitiendo con sus zonas limítrofes (Murcia, Valencia) que les llevan ventaja en todo. Y para ello aterrizan en el sector de productos lácteos con una primera explotación de vacuno, elaborando queso fresco de vaca fundamentalmente. Los siete socios que se embarcan en esta aventura constituyen en una primera etapa una sociedad limitada e inician la andadura a partir de un capital social de 20 millones de pesetas.
Los comienzos fueron durísimos. Las pérdidas en la cuenta de resultados son una constante durante los primeros años de explotación. Empezaron por un mercado limitado a clientes iniciados o convencidos de lo ecológico, como herbolarios, asociaciones de consumidores, tiendas dietéticas, etc. La falta de experiencia y el desconocimiento del sector ecológico en España parecían barreras muy difíciles de superar.
La inmadurez del mercado tampoco ayudaba. El hecho de que el precio del producto fuera más alto lo ponía todo más difícil. Los consumidores no valoraban suficientemente la diferenciación de costes de este novedoso modelo productivo.
El promotor principal de esta experiencia, Francisco Cuervo, enfermó en 1993 y dejó la dirección de la empresa a Juan Leralta, entusiasta de este modelo agroalimentario y persona con gran experiencia profesional y empresarial que ha estado al frente de la misma hasta 1999. Desde entonces la empresa está gestionada por Pablo Cuervo. El mayor acierto de estos gestores fue establecer un acuerdo con diversos cabreros (ayudándoles a financiar la ampliación de sus rebaños) de la zona para comprarles la leche a un precio interesante para ellos, siempre que adopten la certificación ecológica. Comienza así la producción de un yogur de cabra ecológico, realmente exquisito, que se elabora por primera vez en España. Ello les permite iniciar la comercialización con El Corte Inglés y aumentar progresivamente su red de clientes, entrando así en beneficios y superando la primera etapa más penosa y arriesgada. Ahora el Cantero de Letur es una marca conocida y extendida por toda España.
La empresa tiene hoy unas instalaciones nuevas para la elaboración de sus productos lácteos, con un diseño artesano y rural, en las que ha invertido casi 100 millones de pesetas, de los que ha recibido unas subvenciones del Feoga del 35% y ha ampliado su explotación de vacas ecológicas invirtiendo otros 50 millones de pesetas, aunque para esta actividad no hay ayudas. Asimismo ha ampliado su capital social hasta 70 millones de pesetas.
Actualmente producen 400.000 litros de yogur al año (entre vaca y cabra) y unos 125.000 litros de leche, que transforman en quesos semicurados de vaca y cabra. Ven unas grandes posibilidades de expansión en Europa, sobre todo en el mercado alemán para el queso de cabra.
Quesos Artesanos de Letur empezó facturando seis millones de pesetas hace 12 años y su facturación en 2001 ronda los 200 millones de pesetas, por lo que ha mantenido un crecimiento superior al 20%. Cuenta con 12 empleados fijos directos y da trabajo indirectamente a otras ocho personas.
Por último, cabe resaltar la conciencia social de los socios de esta empresa, que se manifiesta en el trato y relaciones con sus propios trabajadores, tanto en la remuneraciones y toma de decisiones como en el hecho de que no exista empleo precario. Y también en su contribución rigurosa, todos los años, con el 0,7% de sus beneficios para países en vías de desarrollo.