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Revista de Prensa

Venezuela herida

Quizá no se hayan registrado en la memoria de los venezolanos de los últimos 50 años mayores traumas que los vividos desde el 9 de abril hasta el amanecer del domingo 14, cuando el presidente de la República fue liberado de su detención, regresó a Miraflores y le habló a los venezolanos. Fueron días en que el país fue puesto a prueba como nunca antes (...).

Chávez hizo unas discretas promesas de rectificación, pidió una 'oposición inteligente' y, en última instancia, que se le critique 'leal y honestamente'. ¿Acaso la sociedad civil le ha criticado de otra manera, que no sea limpia y públicamente? Desde la oposición podría reclamarse también un 'Gobierno inteligente', es decir, que no demore más de un mes para rectificar una decisión tan catastrófica como la designación de la directiva de Petróleos de Venezuela (PDVSA) (...). La crisis de PDVSA no fue una 'conspiración mediática': fue un conflicto que sacudió profundamente al país de un extremo al otro. La actitud presidencial contribuyó a enrarecer el clima (...). No se puede gobernar contra viento y marea, ni enfrentar de modo sistemático el criterio de sectores claves (...).

Esta dura semana de abril nos dejó un país fracturado, espiritualmente desconcertado y lleno de temores (...). La ciudad [Caracas] estuvo abandonada al azar de hordas desalmadas que ocupaban televisores, amenazaban a los periódicos y sembraban el pánico. Dejaron un saldo devastador (...). El presidente hizo un llamado a la rectificación. Debe traducirse en hechos (...).

O sea, la democratización de su régimen, la búsqueda de un amplio diálogo no para perder el tiempo, sino para lograr consensos de fondo. Venezuela sigue herida: no hay que dejarla morir.

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