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Las penas de Italia

Asesinato. Las Brigadas Rojas. Huelgas contra el Gobierno. ¿Europa regresa a la década de los setenta? No, es la Italia de Silvio Berlusconi en la primavera de 2002 (...).

El primer ministro pretende dirigir el país del mismo modo en que ha conducido su imperio, dictando en vez de negociando (...). El objetivo de Berlusconi de modificar las leyes laborales es loable. El primer ministro español, José María Aznar, introdujo cambios similares, de forma pacífica, en los noventa, impulsando la flexibilidad laboral y el empleo.

Economistas y dirigentes empresariales alaban las intenciones de Berlusconi, pero aseguran que su táctica está agrietada. (...).

Berlusconi navegó hacia la victoria el pasado mayo, animado por unos votantes encantados con sus promesas de prosperidad para todos y con su optimista visión del futuro de Italia. Pero el mensaje ha fracasado en la transmisión, ya que se trata de una economía anticuada cuyos cambios causarán disgustos.

Encerrado en una economía perezosa, con presiones presupuestarias y con un creciente conflicto social, Berlusconi está empezando a darse cuenta de que hacerlo bien requiere un mayor consenso y menos enfrentamientos.

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