Ballenas, niñatos y bohemios millonarios
El pueblecito de pescadores se ha convertido en refugio de ricos y famosos. El privilegiado lugar no pasa inadvertido ni para las ballenas
En 1962, Puerto Vallarta era un pueblito de pescadores que casi nadie conocía, aislado del mundo. Y en esto llegó John Huston. Eligió aquel lugar inocente para La noche de la iguana. El protagonista era Richard Burton, acompañado de mujeres tan guapas como Ava Gardner. Pero Liz Taylor, que por entonces era amante de Burton, celosa, se vino para el pueblito, y de paso vinieron los paparazzi. Al final, John Huston se quedó a vivir, y Burton y Liz Taylor (que luego se casarían) compraron sendas casitas que unieron con un puente aéreo (ahora es museo y casa de huéspedes). Sus amigos americanos venían a visitarles y entre todos convinieron que aquello era un paraíso perdido.
Desde luego, está en un lugar privilegiado: la bahía de Banderas, la tercera más grande del mundo, abrigada por las crestas de una Sierra Madre que refresca y humedece el clima tropical. Dicen que se llama así porque en 1525 un centenar escaso de españoles se iba a enfrentar a más de 20.000 indios; uno de los estandartes desplegados por los conquistadores, con la imagen de la Inmaculada, empezó a brillar de tal manera que los indígenas se entregaron sin oponer batalla. El lugar no fue gran cosa, nido de piratas, escala de balleneros; hasta que en 1851 llegó un tal Guadalupe Sánchez con familiares y amigos, y estableció una especie de rancho o centro de operaciones. Tras la fama por La noche de la iguana y un encuentro de Nixon con el presidente mexicano Díaz Ordaz que coincidió con la apertura de carreteras, aeropuerto y muelle para grandes cruceros, Puerto Vallarta empezó a convertirse en un refugio de ricos y famosos, escenario codiciado de películas y series televisivas.
A un lado quedó el pueblo (el downtown de los gringos) y pequeñas playas o barrios como Mismaloya (donde filmó Huston, aprovechando unos farallones llamados Los Arcos), junto a la desembocadura del río Cuale, en el fondo del arco de herradura de la bahía. De ahí hacia el norte y el delta y valle del río Ameca se estableció La Marina. Un paraíso artificial de muelles, terrazas y restaurantes, complejos de lujo rodeados por jardines, centros comerciales y de ocio. Resulta que además de bella y grata de clima, a esta bahía acuden a criar (de diciembre a abril) ballenas jorobadas con residencia en Alaska. Se hacen excursiones para avistarlas y también a orcas, delfines, tortugas marinas, rayas manta y otras criaturas. También para practicar pesca marina (atún, pez espada, marlín azul) desde lujosos yates. Las playas son buenas de día y por la noche La Marina es una fiesta.
Tal fue el éxito de Puerto Vallarta y su Marina que el fondo de la bahía se quedó chico: empezó a crecer hacia el norte, así nació Nueva Vallarta, con más lujo si cabe. Dos campos de golf y muchas ofertas de ocio tientan a la clientela (más bien familiar y apacible) de apartamentos y hoteles; entre éstos no falta la presencia española, Meliá posee un paradisíaco resort en La Marina y Ríu abre otro en Nuevo Vallarta en abril. Con todo, el viejo pueblito sigue imantando a los vecinos de los hoteles, y lo que era apenas nada se ha convertido en un coqueto village d'artistes, que, sobre todo de noche, se transfigura en un lugar mágico, algo bohemio y nada barato. Lo de pueblo de artistas no es un decir: vienen en efecto pintores de California y de todo México. Hay un montón de galerías, hasta el punto de que existen recorridos organizados. Pero lo que hace de Puerto Vallarta un lugar realmente especial es la insospechada calidad de su oferta gastronómica. De pronto, entre casuchas o palapas a pie de playa, se abren restaurantes de un lujo parisino, con unas creaciones dignas de las más exigentes metrópolis. Es, por decirlo así, una bohemia almidonada, para millonarios. Después de todo, los que descubrieron esta bahía no eran tan pobres.
Localización
Cómo ir. Iberia (902 400 500) tiene un vuelo diario desde Madrid a México DF a partir de 859,5 euros (abril). Viva Tours ofrece un paquete de 9 días/7 noches que incluye vuelo ida y vuelta en línea regular a México DF y una noche en la capital, vuelo interno a Puerto Vallarta y seis noches de estancia en régimen de todo incluido, traslados y seguros, por 1.523, 76 euros (hasta el 30 abril); otro paquete de 12 días/10 noches con vuelo i/v a México DF y noche de estancia en la capital, vuelo interno a Puerta Vallarta y nueve noches en hotel de tres estrellas (sólo alojamiento), traslados y seguros cuesta 1.114, 02 euros.
Alojamiento. Meliá Puerto Vallarta (Paseo de la Marina Sur, Marina Vallarta, Tel.: 52 (322) 10 200) es un resort cinco estrellas todo incluido, a pie de playa, de líneas puristas en lo arquitectónico y exhuberancia vegetal en los jardines interiores, tres restaurantes, bar en la piscina, etc. En el 'downtown' o pueblo viejo, El Molino de Agua (Ignacio Vallarta 130, Tel.: 21907) es un rincón agradable y discreto junto al río Cuale, con encanto.
Comer. Café des Artistes (calle Guadalupe Sánchez 740, Tel.: (322) 222 3229), un lugar donde el escritor Carlos Fuentes ha dicho que 'no hay un solo plato que no sea una obra de arte', con precioso jardín interior y cuadros a la venta. La Palapa (Púlpito nº 103, tel. (322) 222 5225), creaciones gastronómicas sobre bases y materias primas tradicionales, cena con música en vivo entre velas y antorchas en la playa.