Andersen intenta evitar la desaparición depurando a su equipo directivo
Andersen ha comenzado a prescindir de su cúpula directiva en un último intento de sobrevivir ante la crisis desatada tras el escándalo Enron. El primero en renunciar ha sido su máximo responsable Joseph Berardino. La medida de supervivencia impuesta por el ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, incluye nuevas dimisiones que se harán efectivas en los próximos días. Si el plan no es apoyado por los socios, Volcker abandonará la firma.
Paul Volcker, contratado en enero pasado por la dirección de Andersen para reflotar la compañía, ha propuesto a los principales ejecutivos de la auditora que abandonen y que dejen vía libre a una junta de siete directores. Con esta medida de urgencia, Volcker persigue la supervivencia de Andersen y conseguir que el Departamento de Justicia retire la demanda en la que acusó a la firma de obstrucción a la justicia al destruir documentos vinculados a la contabilidad de Enron. Según Volcker, 'un acuerdo con el Departamento de Justicia esta semana podría salvar la compañía'.
El primero en seguir las directrices de Volcker ha sido Joseph Berardino, presidente de la sociedad.
Berardino, que dirigía Andersen desde enero del año pasado, dimitió el miércoles en medio de fuertes presiones. El hecho de que la destrucción de documentos de Enron se llevara a cabo bajo su presidencia fue lo que provocó su marcha. 'Consideré que tenía que tomar esta decisión para hacer público que somos serios y que tenemos una compañía que desea continuar operando en Estados Unidos y que cuenta con 85.000 empleados en todo el mundo', dijo.
Analistas escépticos
Los analistas del sector, sin embargo, ven con escepticismo este plan de rescate. Dudan de que la salida de los máximos directivos solucione el problema de la empresa y satisfaga a los responsables del Departamento de Justicia.
De momento, no se han anunciado más dimisiones de otros cargos inmediatamente inferiores al de Berardino, pero fuentes de la empresa no descartan nuevos ceses en los próximos días. Berardino mantendrá su puesto de forma provisional hasta que se designe un nuevo sucesor.
La limpieza de Andersen coincidió ayer con la decisión de los accionistas de Enron de iniciar una batalla legal contra los bancos y grupos empresariales vinculados a la compañía de energía. Los demandantes reclaman una compensación económica de las entidades alegando que ayudaron a Enron a engañar a los inversores.
Los abogados de los accionistas de Enron pretenden demostrar con esta demanda (se presentará en dos semanas) que grupos como JP Morgan Chase o Credit Suisse First Boston 'actuaban en connivencia con Enron'. Andersen realizó las auditorías de Enron sin revelar los problemas financieros que llevaron a la empresa a la quiebra en diciembre pasado dando paso al mayor escándalo empresarial de Estados Unidos. Como resultado de este conflicto, Andersen perdió prestigio y con él más de 70 clientes en todo el mundo.
La firma auditora mantiene conversaciones con varias compañías con vistas a deshacerse de sus actividades estadounidenses no vinculadas al escándalo Enron. Estos negocios están valorados entre 1.000 y 5.000 millones de dólares (de 1.146 a 5.730 millones de euros).
Las negociaciones con varios compradores potenciales, entre ellos Deloitte & Touche y KPMG, acaban de comenzar, aunque Arthur Andersen confía en anunciar un acuerdo en el plazo de una semana. Sin embargo, existe la posibilidad de que los interesados decidan esperar, con la esperanza de que las actividades de la auditora bajen de precio por el continuo e imparable deterioro de la firma.
Mientras tanto, KPMG continúa esforzándose para mantener en pie sus conversaciones de fusión con los negocios de Andersen fuera de EE UU, a pesar de que ya existen acuerdos entre varias de sus filiales internacionales y algunos competidores de esta firma en varias partes del mundo.
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