China se une a Bruselas y Japón en la denuncia contra EE UU ante la OMC
China se sumó ayer a la denuncia presentada por los Quince, Japón y Corea del Sur ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra los aranceles impuestos por EE UU a las importaciones de acero. La denuncia se produce el mismo día en que Bruselas aprobó definitivamente las medidas de salvaguarda adoptadas para proteger su mercado de una 'inundación' de acero por parte de terceros países y que, precisamente, perjudican a sus aliados en esta guerra.
El frente internacional contra el proteccionismo de EE UU UU se amplía. Apenas tres meses después de su incorporación a la OMC, China lanzó ayer su primera disputa comercial en el seno de la organización y se sumó a la denuncia presentada por la Unión Europea, Japón y Corea del Sur contra las barreras arancelarias que EE UU aplica a las importaciones de acero desde el pasado día 20.
Previamente, y siguiendo los procedimientos de la OMC, los negociadores chinos se reunieron el fin de semana con la delegación estadounidense en Ginebra (donde está la sede de la organización) para reclamar compensaciones a EE UU, un camino que también han seguido los demás países afectados (Australia, Brasil, Malaisia, Noruega y Nueva Zelanda, junto a Japón, Corea del Sur y la UE).
La solicitud hecha a EE UU pasa por que, a cambio de los aranceles al acero, Washington reduzca las tarifas aplicadas a otros productos, algo que EE UU no está dispuesto a hacer, según fuentes diplomáticas.
La resolución de estas denuncias por parte de la OMC llevará casi dos años. De ahí que Bruselas haya decidido adoptar medidas de salvaguarda temporales para proteger su mercado de las importaciones que no puedan acceder ahora al mercado estadounidense.
El presidente de la Comisión, Romano Prodi, y el responsable comunitario de Comercio, Pascal Lamy, presentaron ayer formalmente la propuesta, que establece aranceles entre el 14,9% y el 26% durante los próximos seis meses para las importaciones que superen un determinado nivel. Según Bruselas, las salvaguardas de la UE no afectarán en absoluto al 60% de las importaciones comunitarias de acero y empezarán a aplicar los aranceles cuando los 5,7 millones de toneladas restantes (el 40%) alcancen la cuota de importación que se fije para cada producto.
Medidas 'irreprochables'
Lamy insistió en que las medidas aprobadas por la UE son 'irreprochables' desde el punto de vista de la OMC, ya que se producen después de un aumento de las importaciones de acero en los últimos años, no son discriminatorias entre países, no reducirán el actual nivel de importaciones y afectan, en menor medida, a los países en vías de desarrollo.
Para Prodi, estas medidas demuestran que 'la UE tiene su propio camino y que no permite que los demás le dicten su agenda'. Prodi, además, hizo un llamamiento al presidente de EE UU, George Bush, a 'no seguir por ese camino', el del proteccionismo, para eludir la inevitable reestructuración del sector. De hecho, The Wall Street Journal informa que los productores de EE UU ya han anunciado una subida de precios ante la falta de oferta para cubrir la fuerte demanda.
Las medidas anunciadas por Bruselas afectarán, principalmente, a sus aliados en esta guerra comercial, que ya estudian -como Brasil- medidas para proteger su mercado. El Gobierno de Malaisia anunció el martes un aumento de los aranceles a algunas importaciones de acero de hasta el 50%.
Al margen de los aranceles, la UE basa su defensa, además, en la denuncia ante la OMC y la posibilidad de aplicar sanciones a otros productos estadounidenses. Lamy confirmó que la Comisión prepara ya una lista de productos a los que se podrían imponer sanciones si Washington no ofrece compensaciones. Fuentes comunitarias indicaron que la lista incluye productos de aceto, textiles y cítricos, y golpearía especialmente a los Estados (Florida y Pensilvania) que el presidente George Bush pretende favorecer con los aranceles al acero, en el marco de las elecciones legislativas que afronta en noviembre.
Es la misma política que EE UU aplicó cuando, en el conflicto del banano, penalizó las importaciones de queso roquefort con el fin de movilizar a algunos sectores agrarios y que estos, a su vez, presionaran a la UE para que se plegara a las exigencias estadounidenses. más información en la Página 47