La noche de las estrellas de Hollywood
Nervios antes de la cita de la madrugada del domingo. La industria más poderosa del cine entrega los Oscars y hay muchos favoritos
Faltan horas para que dé comienzo la noche más glamourosa del año, la de la entrega de los Oscars. Y es que no hay otra celebración en el mundo de las artes que despierte tanta expectación. Es un premio de Hollywood al estilo de Hollywood dado por la gente de Hollywood. A muchos les basta con eso para no valorarlo, pero lo cierto es que para el centro más poderoso de la industria del cine del mundo hay un antes y un después de los Oscars.
El antes son largas jornadas de nervios, juego de influencias, apuestas y preparativos. En el capítulo de las influencias la que más ha llenado el debate popular es la del presunto racismo de Hollywood. Si en otras ediciones se ha criticado la escasa presencia que tienen las mujeres en esta poderosa industria, en ésta se va a poner a prueba la voluntad de premiar el trabajo de actores negros porque por primera vez tres están nominados en las categorías de honor: Halle Berry, por su papel en Monster's Ball, y Denzel Washington y Will Smith, por Día de Entrenamiento y Ali, respectivamente.
Es la primera vez desde 1973 que tres actores negros compiten por la estatuilla y desde el propio Hollywood ya hay una campaña para que se empiece a premiar el trabajo de estos actores. La reputación de racista está ganada a pulso. En las 74 ediciones de este premio sólo 26 afroamericanos han sido nominados a los Oscars y sólo seis se han llevado el trofeo; la primera, Hattie McDaniel, la criada de Escarlata O'Hara en Lo que el viento se llevó. Los otros cinco respondían a categorías menores.
Pero hay otras batallas más sutiles en las bambalinas. Esto es la guerra, y ya no se trata de vender la propia película, sino de ponerle piedras en el camino a las otras. La pelea es mucho más dura que cualquier otro año y se está centrando en detalles tan críticos como los comentarios antisemitas que John Nash (Russell Crowe), protagonista de Una mente maravillosa, pronunciaba bajo los efectos de su esquizofrenia. El matemático y laureado premio Nobel tuvo que acudir al programa 60 minutos de la CBS para negar que fuera antisemita. La película, que está entre las favoritas, ha tenido la desgracia de contar con el poco tacto de su actor protagonista. Crowe, quien ya consiguiera un Oscar por Gladiador el año anterior, es un buen actor, pero no cae bien; además, su reciente pelea con un productor de televisión, que le cortó un discurso, no le ayuda mucho. La que no ha aparecido en ningún programa de televisión es Sissy Spacek, cuya nominación por En la habitación está viéndose seriamente afectada por la campaña de los contrarios al tabaco en las películas (Spacek no abandona el pitillo en la mayor parte de las escenas). Estas campañas son importantes y Oscars como el de Huracán Carter o Ciudadano Kane se perdieron por estos juegos de lobbies.
La verdad es que los Oscars son importantes para las productoras. Dos de las favoritas, El señor de los anillos y Una mente maravillosa, ya estaban entre las más taquilleras antes de que se publicaran las nominaciones el 12 de febrero, pero tras esta fecha la recaudación volvió a dispararse y el primer fin de semana tras las nominaciones la película de Crowe ganó 12 millones de dólares (13,5 millones de euros) en EE UU para acercarla a los 150 millones (169,5 millones de euros). El señor de los anillos había hecho una buena caja, pero tras nueve semanas en cartel sólo las 13 nominaciones le han permitido llegar hasta los 271,4 millones de dólares (306,7 millones de euros). La venta en DVD de Moulin Rouge, con 57,3 millones de dólares (64,7 millones de euros) en taquilla, experimentó un crecimiento del 160% tras sus ocho nominaciones.
Pero donde de verdad se va a ver el poder de los que están en la industria del cine es en la alfombra roja que recorrerán los protagonistas de la noche desde la limusina hasta la entrada del Teatro Kodak, donde no se celebraba la gala de los Oscars desde hace 40 años. La instalación ha sido totalmente remodelada, pero sus 3.300 plazas no dan de sí y la lista de los que se han quedado sin entrada es más larga que la de los que tienen. Además, ni Milán, ni Nueva York, ni París. æpermil;sta es la pasarela de moda más seguida en el mundo entero y en la que se pelean para estar todos los diseñadores. Mucho, mucho lujo y glamour porque para recoger la estatuilla, valorada en 400 dólares (452 euros), hay que llevar mucho más encima. Ir vestida con el traje malva de Badgley Mischka que Halle Berry llevó el año pasado (unos 5.000 dólares, 5.650 euros), las joyas de H.Stern que lucía Catherine Zeta-Jones (190.000 dólares, 214.700 euros), unas sandalias de Jimmy Choo (520 dólares, 587,6 euros) y alquilar un Mercedes S 500 (1.300 dólares, 1.469 euros) es un primer paso. El presupuesto de peluquería y relajación en balneario redondea una cifra ya millonaria y, si de lo que se trata es de apuntarse a lo último en belleza, el tratamiento de botox, una toxina que inyectada inmoviliza los músculos y esconde las arrugas. La inyección también puede ponerse en las manos para evitar la transpiración. Jessica Wu, dermatóloga de celebridades, decía hace poco que el tratamiento no es barato: 1.000 dólares, 'pero cuando llevas un traje de más de 10.000 dólares (11.300 euros) no es nada y hay que considerar que uno se evita el coste de la tintorería porque no se suda'. Así es Hollywood.
Pocas apuestas para favoritos y sorpresas
Cuesta mucho hacer una apuesta por el resultado de la 74 edición de los Oscars. Los movimientos de última hora empiezan a hacer dudar de las favoritas y los comentaristas han decidido no pillarse los dedos y hablar de posibles sorpresas como categoría previa al evento. Las 13 nominaciones de El señor de los anillos, basado en la novela de J. R. R. Tolkien, pueden resultar una trampa porque muchas de ellas son por cuestiones técnicas, por lo que la gran favorita puede ser finalmente Una mente maravillosa, una obra dirigida por Ron Howard y que reúne todos los elementos para gustar en EE UU. A pesar de ello, películas tan poco taquilleras como Gosford Park, de Robert Altman, o En la habitación pueden dar la campanada el domingo.
También las cosas están difíciles para la que ha sido la reina del año. Nicole Kidman, que ha combatido un mal momento personal con un trabajo que le ha valido el reconocimiento sin concesiones por parte de la crítica, puede verse arrinconada como Oscar a la mejor actriz por Sissy Spacek o la estrella en ascenso Halle Berry, a quien The New York Times le dedicó un largo reportaje (al igual que hizo con Alicia Keys semanas antes de que triunfara en los Grammy).
Por lo que se refiere a ellos, Crowe compite con un peso pesado de Hollywood a quien ya se le debe un Oscar, Denzel Washington. Perfilándose en esta batalla también sobresale Will Smith, que en el papel de Mohammed Ali se ha metido a la crítica en el bolsillo.
Interesante será el paso de la francesa Amelie por los Oscars. Parte como favorita en la categoría de mejor película extranjera, pero su candidatura figura en otros apartados. Lo que no va a sorprender es que Shrek se lleve el trofeo a la mejor película de animación.
¿Y lo que más se va a ver? El anuncio de Pepsi, que, a razón de unos 1,4 millones de dólares los 30 segundos, se ha asegurado que los estadounidenses sepan qué beber en la noche más glamourosa.