Pulso por las autopistas
El mundillo empresarial español se ha visto sobresaltado las últimas semanas por dos operaciones que han quebrado el sosiego que parecía haberse instalado en las relaciones de las corporaciones nacionales. Primero fue Caprabo. La cadena catalana de supermercados, ávida por ganar tamaño, tiene en marcha una opa hostil contra la valenciana Enaco.
A este enfrentamiento se le acaba de sumar el pulso por el control de Iberpistas que es, en suma, la pugna por el liderazgo en el negocio español de las autopistas. La batalla la abrió Aurea, controlada por Dragados, al anunciar una fusión por absorción con Iberpistas. El canje previsto era 2,1 acciones de Iberpistas por una de Aurea.
La propuesta colocaba en posición de privilegio a la constructora del Santander Central Hispano y en un trance muy incómodo a Acesa. La concesionaria de autopistas catalana, cuyo principal accionista es La Caixa, controla el 8% de Iberpistas. La iniciativa de Aurea le dejaba con una participación muy diluida en una empresa que es clave para mantener la ventaja que tiene respecto a sus directos competidores.
De ahí que su respuesta, lanzar una ofensiva sobre Iberpistas, estuviera dentro de lo previsible. El contraataque se ha concretado con una opa de 11 euros por acción, lo cual supone un desembolso máximo para Acesa de 712 millones de euros. Lo que no era tan previsible, al menos para los directivos de Aurea, era la rapidez de la respuesta. La contrapropuesta de la concesionaria catalana ha sido la primera en ser inscrita ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), lo cual le da la posibilidad de tener la última palabra en caso de que se entre en una escalada de ofertas y contraofertas. Ayer, los inversores interpretaron el proceso con una subida del 11,08% en los títulos de Iberpistas, la compañía objeto de deseo, mientras el valor de Aurea aumentó el 1,25% y el de Acesa bajaba un 0,46%. Pero esto se produjo antes del consejo celebrado por Aurea en la tarde de ayer, en el que, en principio, la compañía ha decidido no responder a Acesa con una contraopa.
La pugna por Iberpistas tiene, además, el glamour de las ya casi olvidadas batallas societarias, en las que se ven implicados apellidos con tradición y las grandes entidades financieras. Aurea es una pieza más del grupo que preside Emilio Botín y goza del apoyo de las cajas valencianas. En el lado opuesto se sitúa La Caixa, que comparte accionariado con otras cajas catalanas, el BBVA, Suez o la compañía italiana de autopistas Autostrade.
Sea cual sea el resultado definitivo de la pelea, lo que ésta pone de manifiesto es que el negocio de las autopistas tiene recorrido. Y más cuando aún están por llegar tanto la privatización de la Empresa Nacional de Autopistas (ENA) como la puesta en marcha definitiva de los nuevos proyectos de autopistas de peaje que ha proyectado el Gobierno.