Síndrome de movimiento lateral
Uno de los palabros de moda en los ambientes bursátiles es el de movimiento lateral, que pretende definir una zona de congestión de los índices, con rangos de fluctuación muy estrechos tanto al alza como a la baja.
Como siempre, hay quienes interpretan esta situación de manera positiva, al considerar que se trata de un proceso de consolidación, y, por supuesto, quienes apuestan por lo contrario al entender que los mercados están atascados y que les resulta muy difícil romper barreras al alza. El movimiento lateral se ha convertido ya en un síndrome, porque coincide con los niveles de principio de año en términos de Ibex.
A punto de concluir el primer trimestre del año, puede afirmarse, así, que la Bolsa no acaba de elegir un atajo claro y que evoluciona al compás de los mercados estadounidenses más que por los flujos de dinero propios.
En las últimas horas vuelven los agitadores a destacar que algo ha cambiado a mejor en el sentimiento de los participantes en el mercado. Los operadores avezados de la Bolsa nacional no lo tienen, sin embargo, tan claro.
Los mejores profesionales coinciden en la idea de que la mejora que se observa en las Bolsas en las últimas tres semanas están apoyadas en los indicadores económicos estadounidenses, pero siguen sin contar con el refrendo del dinero.
Las alzas, añaden, son puramente técnicas y se ajustan al cambio de estrategias con derivados, que son los que más influyen en la evolución de los índices. Quienes apostaban por una recaída de las Bolsas han recomprado posiciones al observar que se han equivocado.
La semana amanece, por lo demás, cargada de referencias. Una de las grandes citas es hoy, semifestivo en España, con la reunión del Comité de Mercados de la Fed.