Las exigencias del FMI agravan la situación política de Argentina
Aunque ratifica que el Gobierno de Eduardo Duhalde está en el buen camino, sus exigencias y sus críticas a cada punto del plan económico colocan al presidente argentino en una disyuntiva imposible. Si acepta los requerimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI), arriesga su caída. Si no lo hace, también. Los temores a un cambio autoritario crecen y hay presiones para que Duhalde lo ponga en marcha.
Entre noviembre y febrero se destruyeron 123.000 empleos. Sólo el mes pasado, esa cifra se eleva a 75.000. En los últimos 15 días, se informó del cierre de 20.000 comercios minoristas. El dólar pasó en pocos días de 2,10 pesos a 2,50. El Banco Central intervino en el mercado el pasado jueves con 135 millones de dólares y apenas logró que la divisa no siguiera subiendo. Los precios siguen al billete verde y los bienes no cesan de encarecerse. En conjunto, la economía está paralizada y la hiperinflación se proyecta ya en el horizonte.
En este cuadro de una economía en depresión, los requisitos del FMI echan más leña al fuego. La numerosa misión de técnicos del Fondo, que visitó el país durante 10 días, culminó el viernes su tarea. Antes de dejar el país, se conoció un comunicado en el que se afirma que en las próximas semanas continuarán las tareas de preparación para las 'negociaciones de un nuevo programa' con Argentina. Ningún avance, diría un observador externo. Pero la realidad es mucho peor que eso.
Nada es suficiente
El viernes el presidente Duhalde dijo todo al comentar su posición contraria a dejar sin efecto la Ley de Quiebras aprobada en enero. Esta protege a las empresas locales endeudadas y el FMI quiere su derogación.
'A ver si lo desprotegemos totalmente [al sector privado nacional] y, después, tampoco recibimos la ayuda', explicó. A confesión de partes, relevo de pruebas. A pesar de que cada día repite que la ayuda del Fondo llegará, Duhalde parece convencido de que no será así. A menos que se decida a liquidar el pacto fiscal firmado con las provincias y ajustar más el gasto público, o a derogar la Ley de Quiebras y enfrentarse con sus empresarios, o a que el Banco Central no intervenga y el dólar se dispare a cuatro o cinco pesos por unidad, o a dejar sin efecto las leyes que permiten juzgar a los banqueros sospechosos de fuga de capitales, o a eliminar de una vez los bonos provinciales, una cuasi moneda que permite evitar un estallido social muy superior al de diciembre pasado.
Las exigencias del Fondo exasperan al Gobierno. A pesar de haber cumplido con 'ocho de las diez exigencias' del FMI, como sostuvo Duhalde el viernes, la ayuda esperada a cambio está aún muy lejos. El alza del dólar, apenas contenida por el Banco Central, podría llevar a una situación de inflación desbocada e incluso a un cuadro hiperinflacionista en pocas semanas. En este caso, que ya se discute abiertamente en el país, el cuadro caótico que ya se vive en Argentina se multiplicaría ad infinitum. 'La desesperación social podría abrir camino a alternativas políticas autoritarias', dijeron fuentes políticas y bancarias de Buenos Aires a este diario.
Las reuniones de militares y empresarios de las últimas semanas han contemplado diversos escenarios. Hace dos semanas, el jefe del Ejército, general Ricardo Brinzoni, advirtió que las Fuerzas Armadas estaban dispuestas a hacer frente a una 'situación de emergencia'. La pregunta es qué hará Duhalde en los próximos días.