El dulce momento de las Simcav
Las sociedades de inversión mobiliaria de capital variable registraron el año pasado un crecimiento patrimonial del 33%, hasta 16.853 millones de euros. Los expertos auguran un desarrollo mayor del sector en los próximos años
La Simcav es probablemente el mejor instrumento financiero del mundo por el tratamiento fiscal que tiene', asegura rotundamente Tomás Blasco, consejero director general de BBVA Privanza. 'En los últimos tres años veíamos que el crecimiento iba a ser muy fuerte, más que el de otros instrumentos financieros. Esperamos que esta tendencia continúe, porque el mercado no está maduro', añade.
Los últimos datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no dejan lugar a dudas en torno al dulce momento que vive el sector. El año pasado, el patrimonio de las sociedades de inversión mobiliaria de capital variable (Simcav) creció un 33,11% con respecto al año anterior, lo que supone un crecimiento de 4.192,48 millones de euros. El patrimonio se situó a finales de 2001 en 16.853,67 millones de euros, unos 2,8 billones de pesetas. Pero este despegue no es exclusivo del año pasado. Ya en 2000, el sector de las Simcav inició un fuerte crecimiento que conllevó un aumento patrimonial de 2.828 millones de euros.
'El crecimiento se produce por las ventajas fiscales de este tipo de sociedades y por la autonomía de sus accionistas a la hora de invertir', aseguran en BSN Banif, división de banca privada del Grupo Santander Central Hispano. Las Simcav son instituciones de inversión colectiva que requieren para su constitución un capital de al menos 2,404 millones de euros (400 millones de pesetas), 100 accionistas como mínimo para su cotización en Bolsa y un consejo de administración, la mayoría de cuyos miembros debe tener una experiencia de al menos dos años en el campo de la inversión financiera. Hasta ahí, la descripción puramente técnica de lo que es una Simcav. Lo realmente novedoso de este instrumento, lo que ha impulsado a muchos grandes patrimonios a optar por la creación de una simcav, es su tratamiento fiscal.
Para la sociedad, el tipo de gravamen es del 1% del impuesto sobre sociedades. Esto significa que el inversor puede cambiar de inversión con un mínimo impacto fiscal, tan sólo del 1%. En los fondos de inversión, por ejemplo, el cambio de un fondo a otro tributa al tipo marginal si se hace antes de un año y al 18% después de ese periodo. 'Es un diferimiento de la tributación hasta que decides desinvertir', asegura Tomás Blasco. Para el accionista de la Simcav la venta de acciones de la misma, con ganancia patrimonial, tributará al tipo marginal si la venta se produce antes de un año y al 18% si se produce después, es decir, igual que la venta de los títulos de cualquier compañía cotizada. La venta de acciones está sujeta, eso sí, a una retención del 18%.
'Las perspectivas de las Simcav son muy buenas, dado que se espera una mejoría de los mercados, y siempre que las leyes sigan facilitando la creación de este tipo de instrumentos', asegura Rafael García de la Rasilla, consejero delegado de BSN Banif Gestión, única entidad en España especializada exclusivamente en la gestión de Simcav. Para este experto, el auge experimentado por estos instrumentos financieros ha venido en gran medida provocado por el desarrollo que ha vivido la banca privada en España en los últimos años. La competencia por captar clientes para crear Simcav es muy elevada en los últimos tiempos.
Otra de las ventajas de las Simcav, con respecto a otros instrumentos financieros es que el inversor tiene el control efectivo de sus inversiones. æpermil;l es el que decide dónde quiere invertir, aunque, eso sí, lo habitual es que este tipo de decisiones se tomen con la ayuda de asesores. Habitualmente, de hecho, el inversor delega la gestión de la Simcav a una entidad, que es la que crea y gestiona la sociedad, con el valor añadido de que se trata de un servicio totalmente personalizado. 'El tipo de gestión de este tipo de sociedades es el que está dejando más satisfechos a los accionistas de las Simcav', asegura Santiago Satrústegui, consejero delegado de Abante Asesores.
Las Simcav se han convertido en un instrumento para la inversión de grandes patrimonios individuales y familiares. Al margen de las plusvalías que se puedan obtener al invertir en unos activos u otros -en definitiva, la Bolsa sube y baja igual para todo el mundo-, el verdadero valor añadido, donde se da la verdadera diferencia, es en el tratamiento fiscal, el cual tiene su razón de ser. 'La Simcav evita que los grandes capitales salgan del país y se coloquen, por ejemplo, en Luxemburgo', afirma Tomás Blasco, de BBVA Privanza. 'Además, es un instrumento que jurídicamente está muy cerrado, se sabe lo que se puede y lo que no se puede hacer y la CNMV está permanentemente controlando estos instrumentos, y ello es también una garantía', añade. 'Es un buen producto que ha permitido a los inversores españoles quedarse aquí en lugar de tener que buscar fórmulas internacionales', coincide Santiago Satrústegui.
La mejor opción para el inversor que tenga un patrimonio elevado y quiera crear una Simcav es dirigirse a una entidad de banca privada, que es la que se encarga de todos los trámites, como puede ser la solicitud del nombre en el Registro Mercantil, la presentación de la memoria y estatutos ante la CNMV, la autorización de los mismos por la Dirección General del Tesoro o la admisión a cotización en Bolsa. La entidad, de hecho, es la que se encarga también de encontrar a los 99 accionistas, además del inversor, necesarios para la admisión en Bolsa de la sociedad. Todo el proceso se realiza aproximadamente en un periodo de unos cuatro meses.
Obviamente, la constitución de una Simcav no es barata. El inversor debe hacer frente a una serie de costes, como por ejemplo los honorarios del notario, del registrador mercantil, los derechos de registro de Simcav y los derechos de supervisión del folleto de admisión a negociación en la CNMV o los derechos de admisión a cotización en una Bolsa de valores. Según datos de BSN Banif, suponiendo una Simcav constituida con 400 millones de pesetas, el coste puede ascender a unos 9.500 euros, algo más de un millón y medio de pesetas.
Paralelamente, el mantenimiento de una Simcav conlleva una serie de gastos anuales derivados de la comisión de gestión de la misma por parte de la entidad encargada de ello, la cual, por ejemplo, en el caso de BSN Banif Gestión, es negociable. Asimismo, el inversor debe hacer frente a los gastos de corretaje, al invertir en mercados de valores, nacionales e internacionales; a la comisión de Bolsa, aplicada por operar en este mercado; a la comisión de la Sociedad de Compensación y Liquidación, al liquidar las operaciones que se realizan en Bolsa; a la comisión del banco depositario, al depositar los valores en los que invierte la simcav, y a la comisión de liquidación para el banco, que se aplica por la labor de intermediación que ejerce el banco depositario.
Las Simcav son estructuras abiertas en la medida en que cotizan en Bolsa. Cualquiera puede, por tanto, invertir en una de ellas adquiriendo acciones en el mercado, si bien no es algo muy habitual. Las plusvalías obtenidas al vender las acciones de una Simcav se calculan en función de la diferencia entre el valor de venta y el valor de suscripción, teniendo en cuenta los valores adquiridos en primer lugar.
En febrero de 2001, el Reglamento de Instituciones de Inversión Colectiva aprobado por el Gobierno regulaba, entre otras, una nueva figura denominada sociedad de inversión mobiliaria de capital variable en fondos (Simcavf). Esta figura no es otra cosa que una Simcav que invierte en fondos de inversión, para lo cual al menos un 50,1% de su patrimonio debe estar invertido en otras instituciones de inversión colectiva. 'Es un vehículo muy interesante que puede ser el que más crezca en el futuro', asegura Rafael García de la Rasilla, de BSN Banif Gestión. 'Se ha regulado tan sólo hace un año, de momento no han tenido al auge del resto de Simcav, entre otras cosas porque los requisitos legales no se hacen de un día para otro', añade.
'La Simcav de fondos va a tener mucha aceptación, principalmente porque reduces el riesgo de la inversión al diversificar a través de fondos', coincide Tomás Blasco, de BBVA Privanza. No en vano el universo de fondos de inversión es muy amplio y, ya de por sí, este instrumento financiero es muy diversificado. Sin duda, mucho más que la inversión directa en acciones. 'A través de la Simcav de fondos se encuentra una diversificación a un coste que no es tan alto', explica Santiago Satrústegui. 'Creo que es la mejor fórmula y lo que más veremos crecer en los próximos meses', añade. æscaron;ltimamente, aunque casi de manera anecdótica, han comenzado a producirse reconversiones de algunas Simcav en Simcavf.
Los dos últimos años, torrenciales para los mercados de valores, no han sido buenos para cualquier tipo de inversión y, pese a ello, las Simcav han crecido a medida que otro tipo de vehículos, como los fondos, decrecían, patrimonialmente hablando. Si se confirma la recuperación y el optimismo vuelve a los mercados, es de esperar un crecimiento aún mayor de este tipo de sociedades. 'El gran auge de este tipo de sociedades se ha producido en los últimos dos años, pero en años anteriores las ganancias de las Simcav fueron muy buenas', explica Rafael García de la Rasilla. No obstante, este experto advierte: 'Nadie debe esperar rendimientos por encima del 30% o del 40% como en 1999'.
Todo el sector coincide al señalar que las características de las Simcav, sus ventajas respecto a otros productos de inversión financiera, han sido claves para su desarrollo, al margen de cómo se hayan comportado los mercados. 'Hace siete años, el mínimo para montar una Simcav era de la mitad, tan sólo de 200 millones de pesetas', afirma Tomás Blasco, de BBVA Privanza. 'Si este requisito se hubiera mantenido, el patrimonio probablemente se hubiera multiplicado por dos', añade.
El sistema por excelencia de los empresarios de renombre
La Simcav es el instrumento por excelencia para los grandes patrimonios. Empresarios conocidos de la talla de Amancio Ortega, César Alierta o Alicia Koplowitz han optado por este vehículo para canalizar sus inversiones.
Amancio Ortega, presidente de Inditex, registró en septiembre del año pasado, tras la salida a Bolsa del grupo textil, una Simcav denominada Alazán Inversiones 2001, cuyo patrimonio a 31 de diciembre de 2001 ascendía a 400,1 millones de euros (66.000 millones de pesetas), según los datos remitidos a la CNMV. Ortega, en el cuarto trimestre de 2001, rotó su cartera, hasta entonces invertida completamente en deuda estatal, hacia valores de renta variable española: BBVA, Iberdrola, SCH, Unión Fenosa y NH Hoteles. Esta última compañía supone un 15,51% de la cartera, con un valor, a 31 de diciembre, de 63,6 millones de euros.
El presidente de Telefónica, César Alierta, figura como accionista mayoritario de Grupo Arce de Inversiones, Simcav cuyo patrimonio a 31 de diciembre de 2001 era de 8,1 millones de euros. La cartera, en la fecha señalada, estaba invertida en un 53,19% en renta fija estatal y un 45,04% en renta variable española. Un 8,94% de toda la cartera estaba invertida en Altadis.
Alicia Koplowitz también es accionista de una Simcav, Morinvest, con un patrimonio de 814 millones de euros a 31 de diciembre de 2001. La sociedad tenía en aquella fecha una distribución de activos con predominio de inversiones extranjeras, hasta un 80,25% de toda la cartera. Un 55,37% estaba invertido en renta variable exterior, y un 24,88 en renta fija, también extranjera. En Bolsa española, la Simcav tenía inversiones en numerosas compañías, si bien la mayor inversión, un 6,91%, estaba destinada al BBVA.
Hendun 19, la primera suspendida por la CNMV
Hendun 19 es la primera Simcav en la historia de este tipo de instrumentos cuya autorización ha sido revocada por la CNMV, según han confirmado fuentes del organismo regulador. La revocación de la autorización, decidida el pasado 23 de enero, vino motivada por la difícil situación que atravesaba la sociedad. En un hecho relevante remitido a la CNMV el pasado 21 de enero, la sociedad advierte que desde finales del mes de abril de 2001, fecha de su inscripción en el registro de la CNMV, hasta el 31 de diciembre del mismo año, el valor teórico de las acciones descendió un 35,28%, como consecuencia de unas pérdidas en el ejercicio de 905.000 euros.
En el mismo hecho relevante, la sociedad advertía de que su patrimonio a 20 de enero de 2002 era de 1,244 millones de euros, cifra inferior a la mitad de su capital, lo que contraviene la Ley de Sociedades Anónimas. 'Asimismo, su capital en circulación es inferior al mínimo legal'.
Las pérdidas obtenidas por la sociedad en 2001 correspondieron, principalmente, a los costes de administración de la sociedad, repartidos entre servicios exteriores (327.000 euros) y gastos de personal (342.000 euros), lo que representaba, en conjunto, un 29,92% del patrimonio medio diario. Las operaciones financieras arrojaron unas pérdidas de 212.000 euros.
'El mantenimiento de esta estructura de costes haría inviable la sociedad a corto plazo', señala la nota.
Costes de una Simcav
Suponiendo una Simcav de 2,4 millones de euros.
Honorarios del notario+IVA: 1.502,53 euros.
Honorarios del registrador mercantil+IVA: 841,42 euros.
Derechos de registro de Simcav en la CNMV (0,5 por mil): 1.202,02 euros.
Derechos de supervisión del folleto de admisión a negociación CNMV (0,3p/1.000): 72,12 euros.
Derechos de supervisión del folleto y oferta pública de acciones (0,14p/1.000): 1.502,53 euros.
Derechos admisión a cotización en una Bolsa de valores (1.202,02+1æmdash;mil): 3.606,07 euros.
Servicio de Compensación y Liquidación de Valores (0,03%+IVA): 836,61 euros.
Coste total de constitución de la Simcav: 9.563,30 euros.