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Columna
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España buena, Alemania mala

Miguel Ángel Fernández Ordoñez

Uno de los ingredientes de la propaganda que ha acompañado a la Cumbre de Barcelona ha sido el de que España es muy partidaria de la liberalización energética, mientras que Francia y Alemania no lo son. España es buena y Francia y Alemania son malas. Se dice esto a pesar de que, después de seis años de liberalización, el mercado español de la energía eléctrica permanece absolutamente cerrado, cualquiera sea el indicador que se elija para medir los efectos de la liberalización:

No ha entrado en servicio ninguna central construida por extranjeros.

Se importa la misma cantidad de energía eléctrica que se importaba antes.

Tampoco ha habido ninguna entrada significativa de operadores extranjeros en el negocio de la comercialización.

Los precios en el mercado mayorista liberalizado han subido, como bien saben los empresarios que se lanzaron a contratar en ese mercado.

Con estos datos parecería imposible que tuviera éxito el intento de poner a España como ejemplo.

Pero lo ha tenido. En el caso de Francia se puede entender porque, siendo el sistema francés más abierto que el español, es lógico que su monopolio se resista a la liberalización, mientras que a los monopolios españoles no les importa ampliar la liberalización porque su sistema está cerrado. Pero lo que es difícil de entender es que la gente se haya creído la propaganda contra Alemania. La única explicación es que son muy pocos los que conocen el sector energético europeo.

Yo me pregunto cuántos españoles saben, por ejemplo, que todos los alemanes -no sólo las grandes y medianas empresas, sino los pequeños empresarios, los comerciantes y hasta los consumidores domésticos- pueden elegir compañía eléctrica desde el año 1998, mientras que en España sólo tienen libertad de elección los consumidores relativamente grandes.

Los pequeños comerciantes, los pequeños bares y hoteles y, en general, todos los consumidores domésticos españoles siguen sin poder elegir compañía eléctrica. ¿Cómo se puede decir que Alemania es menos liberal que España, cuando hace ya tres años que liberalizó totalmente su mercado?

Alemania, no se opone a la liberalización porque está mucho más adelantada que España en ese terreno. ¿Qué es lo que a Alemania no le gusta de la propuesta de directiva? Aparte del acceso regulado, la exigencia de crear reguladores sectoriales. En Alemania no tienen regulador sectorial, ni quieren tenerlo. Y lo cierto es que no está nada claro que en los países en que haya reguladores sectoriales se favorezca más la competencia que en aquellos países que no lo tienen.

Alemania tiene un potente órgano general de competencia, el Bundeskartellamt, de probada competencia y eficacia. Los alemanes piensan, y no sin razón, que un órgano multisectorial como el Bundeskartellamt puede ser mucho más favorable a la competencia que los órganos reguladores sectoriales que suelen favorecer más a las empresas reguladas que a los consumidores.

Hay toda una literatura teórica que apoya esta tesis (la de la captura del regulador) y toda una experiencia que respalda la teoría. Es absurdo, pues, plantear la oposición de Alemania a la directiva como una oposición a la liberalización y, quizá por ello, el embajador de Alemania en España le ha recordado al Gobierno español que, cuando se miran los datos, cuando uno examina la realidad de la apertura en todos aquellos sectores en que España aconseja a los demás que deben avanzar en liberalización y competencia, España está mucho más atrasada que Alemania.

Una vez más, como sucede siempre en lo que se refiere a la competencia, el Gobierno español es un excelente predicador, pero debería empezar a dar algo de trigo.

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