El coste de la nueva reforma del IRPF se cifra en más de 2.400 millones
La próxima reforma del IRPF, que entrará en vigor el próximo año, tendrá un coste superior a 2.400 millones de euros (400.000 millones de pesetas), según previsiones del Instituto de Estudios Fiscales (IEF), dependiente del Ministerio de Hacienda.
El Gobierno está acelerando los trabajos para la nueva reforma del impuesto sobre la renta (IRPF), que entrará en vigor en enero de 2003. La intención del Ejecutivo es remitirla al Congreso antes de junio.
Ayer, el director del Instituto de Estudios Fiscales -organismo dependiente del Ministerio de Hacienda-, Juan José Rubio, indicó que el coste del nuevo IRPF no superará al del que entró en vigor en 1999, aunque sí será 'como mínimo igual a la mitad' .
Según un informe del Instituto de Estudios Fiscales sobre la última reforma del impuesto, presentado ayer, los contribuyentes se ahorraron en 1999 un total de 4.850 millones de euros (806.782 millones de pesetas) en la cuota líquida del IRPF.
Rubio, que, además, pertenece a la comisión de expertos encargada por Hacienda, para la nueva reforma del IRPF, indicó que el impuesto que está preparando el Ejecutivo debería reducir los tramos de la tarifa desde los seis actuales hasta 'cuatro o cinco'.
El tipo marginal máximo debería reducirse del 48% al 46%, y el marginal mínimo, del 18% al 15%.
También señaló que la nueva reforma debería favorecer a colectivos desfavorecidos, como discapacitados, y a las familias, en la línea de lo ya apuntado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Rubio aseguró también que el nuevo impuesto deberá incentivar la neutralidad de todos los instrumentos de ahorro, especialmente los de largo plazo, evitando que los impuestos distorsionen la asignación de recursos en los mercados financieros.
Según el informe, el aumento de renta disponible para los contribuyentes como consecuencia de la rebaja de impuestos de 1999 incrementó el consumo, el ahorro y la inversión de los ciudadanos, proporcionando, con ello, una recaudación inducida a través de otros impuestos de 1.202 millones de euros (200.000 millones de pesetas).
Si al coste inicial de la reforma (4.850 millones de euros) se le resta la recaudación inducida, quedaría un coste efectivo de la misma cercano a 3.600 millones de euros.
La rebaja media general en la cuota fue del 13,64%, siendo mayor en los tramos inferiores de renta. El 10% de los contribuyentes con menores rentas (1,43 millones de ciudadanos) obtuvo una reducción de su cuota líquida del 64%. Los contribuyentes con ingresos más altos (superiores a 30.000 euros anuales) han tenido una reducción de la cuota de sólo el 9,34%.
Progresividad
Ahora bien, hay que indicar que este porcentaje, aunque menor que la rebaja de los contribuyentes con rentas más bajas, representa un volumen de dinero mayor, en términos absolutos. De hecho, los 700.000 contribuyentes con ingresos más altos (el 4,87% de los declarantes) acapararon el 21% de la renta declarada en 1999 por IRPF.
No obstante, el Instituto de Estudios Fiscales estima que la pasada reforma mejoró la progresividad del impuesto (entendida ésta como el aumento de la carga impositiva a medida que aumenta el nivel de renta). Esta mejora de la progresividad se debió, en su opinión, a los mínimos familiares y personales fijados, la reducción por rendimientos del trabajo y las nuevas tarifas del impuesto, asunto que es rechazado por parte de la oposición política (PSOE e Izquierda Unida), que estima que la última reforma benefició, sobre todo, a las rentas más altas. El tipo efectivo medio se redujo del 14,85% al 13,42%.
Por otra parte, la rebaja del IRPF de 1999 fue mayor en las declaraciones conjuntas. De hecho, la reducción del tipo efectivo para los contribuyentes con declaración -o solicitud de devolución- conjunta fue un 44% superior a la obtenida para la modalidad individual. En el trasfondo se encuentra la intención del Gobierno de mejorar la tributación de las familias con un único perceptor de renta.
Juan José Rubio explicó que el aumento de renta disponible para los consumidores de la reforma tributaria de 1999 generó un aumento del consumo privado de 0,7 puntos y un crecimiento del PIB adicional, en torno a medio punto. Los empleos generados los cifró en torno a los 75.000 puestos de trabajo.
Estas cifras se duplican si se tiene en cuenta también el efecto de la reforma durante el año 2000.
Rubio estima que la reforma redujo en 2,8 puntos, del 49,9% al 47,1%, la brecha fiscal (diferencia entre el salario bruto y el neto) del impuesto y supuso una mejora en la gestión del mismo. 'El promedio de tiempo dedicado por cada contribuyente a cumplimentar la declaración de la renta se ha reducido en 1 hora y 25 minutos', añadió.
Las rentas del trabajo acaparan el 79% del impuesto
El peso de las rentas del trabajo en el IRPF ha disminuido, del 85,14% al 79,08%, según el informe del Instituto de Estudios Fiscales. Sin embargo, sigue siendo predominante. El resto de rentas (ganancias patrimoniales, rendimientos de capital mobiliario, arrendamientos y rentas de actividades económicas) han incrementado su peso relativo, del 14,86% de la cuota líquida, al 20,92%, aunque siguen estando en minoría.
Para la nueva reforma del impuesto, prevista para enero de 2003, el objetivo del Gobierno es volver a rebajar el peso de las rentas del trabajo en el impuesto.
Ayer, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, indicó en el Congreso de los Diputados que el Ejecutivo seguirá rebajando los impuestos 'para favorecer la creación de empleo' sin que merme la recaudación.
El PSOE tiene previsto presentar en breve su proyecto de reforma del IRPF, que pasa por una reducción de tramos y por un incremento tributario de las rentas de capital.
Por otra parte, Cristóbal Montoro se refirió a la eliminación del impuesto de actividades económicas (IAE), prevista también para el próximo año, en coordinación con la reforma de la financiación local, que afecta a ayuntamientos, diputaciones y cabildos.
Los expertos tributarios propuestos por el Gobierno para la reforma de la financiación municipal son partidarios de compensar la supresión del IAE con una cesta de impuestos estatales, en la que estaría incluido el IRPF.