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Reacción

Los semiconductores europeos bajan por miedo al proteccionismo de EE UU

El sector de semiconductores europeo puede ser el próximo damnificado por la ofensiva proteccionista de Estados Unidos. Infineon o ASM Litography, los mayores valores de la industria, cerraron ayer con pérdidas superiores al 4%, después de que el vicesecretario de Comercio de la Administración Bush amenazase con aumentar los aranceles no sólo en las importaciones de acero, sino también en otros sectores, como semiconductores o productos agrarios.

Grant Aldonas, vicesecretario de comercio de EE UU, lanzó el globo sonda en una entrevista al diario Financial Times. El acero puede ser sólo el principio. Si no se corrige el desequilibrio de la balanza comercial de EE UU, las subidas arancelarias pueden extenderse a sectores como los productos agrícolas o los semiconductores.

Infineon, primera empresa europea de semiconductores, se dejaba en la Bolsa de Francfort un 4,08%, como también cayó Arcelor cuando se estableció la subida del 30% en el arancel del acero. ASM Litography perdió el 4,46%, mientras ARM Holdings bajó el 2,6%.

Este sector, al igual que el del acero, está muy implantado en Europa y depende de las importaciones a Estados Unidos. Infineon, por ejemplo, ha invertido miles de millones de euros en una planta de última generación en Dresde, y su producto estrella, las memorias DRAM, dependen en gran medida de la demanda de EE UU.

Los expertos, así las cosas, temen un conflicto comercial abierto que dañe a este y a otros sectores. Todos ven verosímil que EE UU ponga en práctica sus amenazas: 'Temporalmente sí que se pueden imponer limitaciones a la importación de ciertos productos', comenta Andrés Vázquez, economista de Safei. 'La medida es negativa tanto por lo que nos afecta como porque rompe la tendencia globalizadora'.

La Administración Bush justifica su proteccionismo con argumentos macroeconómicos. El país debe reducir su déficit por cuenta corriente, que obliga a captar dinero del exterior y supone un desequilibrio de primer orden.

Para ello sólo caben dos soluciones. La primera es depreciar el dólar, un mecanismo de corrección que no cuenta con el beneplácito del secretario del Tesoro, Paul O'Neill. La segunda es que la relación entre importaciones y exportaciones se equilibre, bien sea porque el resto del mundo importe más al crecer más (lo que se hace difícil en un contexto de enfriamiento) o porque EE UU importe menos. Esto es lo que quiere lograr la Administración estadounidense con los aranceles y lo que el mercado teme que haga.

Esto es la teoría. Los observadores económicos hablan, más bien, de intereses políticos y electorales domésticos como sustento del proteccionismo de Bush. Pero, en todo caso, tiene la sartén por el mango, y la UE debe decidir si pedir que la Organización Mundial del Comercio arbitre o tomar represalias comerciales. Este último escenario es el más temido por los analistas.

'Hay más que un riesgo de guerra comercial. Estamos en el inicio de ella, y veremos el alcance. La Unión Europea ya estudia posibles respuestas', comenta Félix González, de Beta Capital. 'El proteccionismo es una tendencia peligrosa por parte de Estados Unidos, y la situación a corto plazo tiene mal aspecto. Pero en estos movimientos juegan otros factores no sólo comerciales, como la política o los tipos de cambio, por lo que es difícil hacer predicciones', matiza.

Así pues, no sólo se trata de proteger la industria americana, como esgrime EE UU ante la OMC, o de evitar un desequilibrio en la balanza comercial. La conveniencia para Estados Unidos de que Europa y Japón dinamicen sus economías (aun a costa de la inflación) e, incluso, la actitud europea ante una eventual campaña estadounidense en Irak también pueden ser bazas en juego.

Por eso, aunque las noticias actuales son negativas, los expertos prefieren mantener la cautela. Los inversores, que no pueden permitirse la espera, venden.

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