El dinero se muestra más inquieto
No hay tregua. Los mercados están condenados a abrir y cerrar sus puertas todos los días. Las expectativas de futuro mandan. Gestores, inversores, analistas y observadores trazan sus estrategias. Hasta hace dos semanas se observaba algo así como una huelga de brazos caídos. De ahí los volúmenes de negocio a la baja.
Fue Alan Greenspan el que volvió a encender la mecha del alza al señalar que la economía de Estados Unidos había entrado en una fase más optimistas. Los mercados han entendido que lo peor ya ha pasado y que lo conveniente ahora es no ponerse en contra de la tendencia general. Por ello, la mayor parte de los gestores recompraron posiciones cortas la semana pasada y contribuyeron con ello al mantenimiento de los principales índices en niveles de resistencia.
Queda ahora el mercado en manos de los expertos por fundamentales. Los signos de mejora económica en Estados Unidos no son, al menos por ahora, tan vigorosos como para justificar las valoraciones actuales de las Bolsas. Sucede, sin embargo, que nadie quiere perderse el tren de la abundancia.
Como han significado de manera reiterada los observadores, el alza es la mejor propaganda para las Bolsas, del mismo modo que el pánico a la baja siempre resulta especialmente contagioso.
Dos semanas de alzas continuadas han sido suficientes para neutralizar las caídas que los índices acumulaban desde principio de año y, también, para encelar a un importante número de participantes en el mercado que estaban descolocados.
Aunque los gestores resaltan que no hay presión decidida en estos momentos de los inversores finales, reconocen que el dinero ya está más nervioso que hace unos meses. Los inversores con altos porcentajes de liquidez comienzan a mejorar su percepción sobre las Bolsas.