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La enoteca

Los grandes vinos del Mediterráneo

Entre masías y mar hallamos suaves laderas de viñedo. Es Penedès, una de las zonas vinícolas que mejor ha sabido exportar su calidad sin olvidar el mercado interior

Toda la delicadeza del Mediterráneo para una de las zonas vinícolas más amplia y famosa de Cataluña. Más de 2.000 años elaborando vinos, tintos y blancos, aunque durante mucho tiempo sólo se conocieron popularmente estos últimos. Y, por supuesto, sus cavas, creados al modo de Champaña por Josep Raventós, propietario de Codorníu, allá por el año 1872.

La zona vinícola de Penedès, surcada por pequeños ríos que fertilizan sus campos, ocupa parte de las provincias de Barcelona y Tarragona. Sus diferencias climáticas y geológicas llevan a la denominación a definir tres subzonas específicas: el Baix Penedès, más próximo al mar, donde la viña se cultiva a unos 100 metros de altitud, con centro neurálgico en el Vendrell. El Medio Penedès, con viñedo cultivado entre 100 y 400 metros sobre el nivel del mar. Y el Alt Penedès, la más occidental de las zonas, cuyos viñedos se encuentran a más de 400 metros y cuya capital es Vilafranca del Penedès.

El terreno sobre el que se asienta la viña se caracteriza por la presencia de arcillas y calizas, muy pobre en materia orgánica, que ofrecen una magnífica permeabilidad. En cuanto al clima, evidentemente mediterráneo, recoge una insolación superior a 2.500 horas anuales, con temperaturas que rondan los 14º C de media anual, con claras variaciones entre las zonas más altas y las costas.

Lo que hoy es Penedès se debe a todos y cada uno de sus viticultores y bodegueros. Como consecuencia del éxito del cava hubo claras tendencias y tentaciones de convertir esta zona en mera suministradora de producto en bruto para la producción de vinos espumosos. El empeño y la constancia de casas como Torres o Jean Leon demostraron al mundo las amplias posibilidades de su viñedo, con producciones que no descartaban el cava pero tampoco la creación de vinos tranquilos de calidad, tanto jóvenes como con larga crianza en buen roble. La apuesta pasó por incorporar sistemas de elaboración que todavía eran desconocidos en nuestro país, siendo quizá los padres de la enología moderna en España. Y, en el viñedo, más apertura de ideas con la aclimatación de variedades nobles extranjeras, como Chardonnay, Merlot o Cabernet Sauvignon. Pocas denominaciones pueden exhibir una trayectoria de progreso tan clara y eficaz como la realizada en Penedès en los últimos 25 años. Esta visión de futuro fue apoyada por el Consejo Regulador desde su creación en 1960, que optó por una normativa flexible acorde con la vitivinicultura más actual, autorizando nada menos que 16 tipos de cepas para la elaboración de sus vinos.

Aun así, hoy en Penedès predominan variedades como la garnacha tinta, una de las cepas mediterráneas más legendarias, la cariñena, la monastrell y, principalmente, la tempranillo (llamada aquí ull de llebre), todas ellas tradicionales en la zona. Pero también encontramos líneas de producción basadas en variedades foráneas como cabernet sauvignon, merlot, pinot noir, sauvignon blanc, riesling, etcétera, generalmente utilizadas para vinos monovarietales al estilo del Nuevo Mundo.

Con respecto a la crianza, en Penedès generalmente el bodeguero no busca largas estancias en barrica, sino que prefiere una presencia complementaria de la madera que no enmascare la aportación de la fruta.

Simbolizando la personalidad de los vinos de Penedès se ha elegido la elegancia de una gran bodega familiar como Torres, la innovación del primer importador de variedades extranjeras en la zona, Jean Leon, y el vino de autor que se elabora en la bella masía Can Feixes.

Vino y roble, amigos íntimos

 

El vino, como un ser vivo, nace, crece, se desarrolla y muere. Y en ese crecimiento, en esa evolución, tiene mucho que contar su tranquila, reposada y espiritual estancia dentro de la barrica.

 

 

 

 

 

 

 

Muchos son los vinos que, finalizada su elaboración y hasta el momento en que entran en botella, realizan una crianza en roble que dura desde escasos meses hasta largos años. La decisión la toma el bodeguero analizando las posibilidades del producto y los fines para los que está destinado. Evidentemente, la permanencia en madera permite afinar el carácter de un vino, incrementar su longevidad e incidir sobre sus aromas y sabores.

 

 

 

Ciertas elaboraciones o determinadas añadas, por su menor concentración o cuerpo, no sólo no agradecen la estancia en roble, sino que la crianza podría anular su valor por completo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Barrica y vino. La barrica influye en el vino desde diferentes perspectivas. Primero, y no por ello más importante, permite decantar de forma natural el vino, eliminando por gravedad sus impurezas. Para ello el enólogo realiza periódicos trasiegos de barrica a barrica, filtrando las partículas sólidas que se depositan en el fondo. Además, la porosidad de la madera permite una oxigenación del vino, estabilizando su color y redondeando sus taninos. Por último, el roble aporta sustancias que complementan los propios aromas y sabores, añadiendo complejidad al producto final.

 

 

 

 

 

 

El roble es sin duda la madera universalmente aceptada para la crianza del vino. Su procedencia, la especie o el nivel de tueste son algunas de las variantes que un bodeguero debe contemplar a la hora de decidir su parque de barricas. En general, se opta por roble francés o americano y con un tueste medio.

 

 

 

 

 

 

La edad de la barrica y su capacidad también es definitoria a la hora de envejecer en ella un vino. Una barrica nueva aporta más rápidamente componentes aromáticos y facilitará más la oxigenación que una vieja o seminueva. Con respecto al tamaño la mejor relación entre masa de líquido y superficie de madera en contacto la da la barrica bordelesa, de 225 litros, con unas dimensiones prácticas para su manejo en bodega.

 

 

 

 

 

 

 

La crianza en roble forma parte de la historia del vino, en un principio con el fin de permitir el transporte, hoy resuelto gracias al descubrimiento del vidrio y del corcho.

 

 

 

Todas las zonas vinícolas del mundo utilizan este tipo de envejecimiento para sus vinos tintos y muchas optan también por el roble para la fermentación de sus blancos.

 

 

 

La crianza en barrica no es la única opción para aportar sabores y aromas propios del roble al vino. En el Nuevo Mundo muchos bodegueros sustituyen esta práctica por la utilización de virutas de roble en infusión dentro de las cubas, pero esta opción no se considera adecuada en Europa.

Torres Mas La Plana Tinto Cosecha 1996

 

El apellido Torres está ligado al vino desde hace más de tres siglos y en la actualidad la bodega exporta a más de 130 países. Torres Mas La Plana es un vino de intenso color picota madura con ribete amarronado. En nariz presenta una gran complejidad aromática, en la que predominan magníficas notas de frutas en confitura entremezcladas con fondos de cacao y especias. También se encuentran ligeros matices ahumados y de torrefacción. En boca resulta amplio y carnoso. Muy equilibrado, con un tanino noble y sedoso. Gran persistencia final y muy elegante. Un vino que maridará con platos de caza mayor y carnes estofadas, como el rabo de toro. Se recomienda decantarlo unas tres horas antes de servirlo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bodega: Miguel Torres. Crianza: 18 meses en roble nuevo francés de Nevers. Variedades: cabernet sauvignon. Cosecha: 1996 -muy buena-. Temperatura: 16-17º C. Precio: 34,85 euros.

Can Feixes 'Negre Selecció' Tinto Cosecha 1999

 

En Can Feixes el vino se hace en familia. Un género exquisito, dentro de la línea de vino de autor, que parte de viñedo situado a 400 metros de altitud. La sabia combinación de variedades autóctonas y foráneas se demuestra en este tinto color rojo picota madura de capa alta y ribete granate. Aromas de frutas en confitura, notas balsámicas y un ligero toque mineral. En boca es untuoso, con buen tanino, fondo dulzón, tonos especiados y buena acidez. Desarrollo gustativo agradable con un buen recuerdo frutal bien ligado sobre las maderas de su crianza. Acompaña perfectamente potajes y platos como las patatas a la riojana. De postre se tomará con quesos curados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bodega: Can Feixes . Crianza: 12 meses en barricas de roble americano y francés. Variedades: merlot, cabernet sauvignon y ull de llebre. Cosecha: 1999 -muy buena-. Temperatura de servicio: 17-18º C. Precio aproximado en bodega: 7,30 euros.

Jean Leon Merlot Tinto Cosecha 1999

 

Jean Leon llegó al mundo del vino de mano de la gastronomía. Tras años de éxito al otro lado del océano, volvió a España con la idea de crear vinos en la línea varietal californiana. E impulsó una nueva moda en esta DO. Encontramos así un vino rojo picota madura de capa alta con ribete granate oscuro. En nariz presenta recuerdos de tonos especiados característicos de su crianza en madera sobre fondos frutales. Se perciben tonos lácticos y fondos ahumados. En boca presenta un cuerpo con taninos notables pero pulidos. En final de boca destaca un ligero amargor típico de la variedad francesa merlot. Ideal con carnes blancas, como la gallina en pepitoria, y los quesos cremosos, como la torta del Casar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bodega: Jean Leon. Crianza: 12 meses en barrica de roble. Variedades: merlot. Cosecha: 1999 -muy buena-. Temperatura de servicio: 17-18º C. Precio: 13,92 euros.

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