Camacho se mostró extrañado de que la CNMV no descubriera el desfase patrimonial en Gescartera
En su cuarta comparecencia ante la juez Teresa Palacios, que duró unas cinco horas y media, Camacho mostró en diversas ocasiones su complacencia por la escasa capacidad detectora de la CNMV y de la firma auditora Deloitte and Touche, que no fueron capaces de determinar la existencia del agujero.
Así, el principal imputado aseguró que tanto el organismo supervisor en la apertura del expediente, como Deloitte en la elaboración de la auditoría, tuvieron acceso a toda la información de Gescartera y "no hicieron nada".
"Si no lo vieron (el desfase patrimonial) o no lo quisieron ver, fue su problema", aseguró Camacho, que hoy contestó a las preguntas de las defensas y las acusaciones, ya que el pasado viernes lo hizo al fiscal y a la juez.
A Camacho también le extrañó que en junio del 2000 el organismo supervisor cerrara el expediente abierto un año antes a Gescartera con dos faltas graves, cuando él pensaba que le impondrían tres faltas muy graves, por lo que se quedó, de nuevo, "encantado".
Según ha relatado, después de que la CNMV suavizara las sanciones y elevara la categoría de Gescartera a agencia de valores, celebró uno de los conocidos almuerzos con la ex presidenta del organismo supervisor Pilar Valiente, cuando estaba recién nombrada.
Además, aseguró que en aquella época, todo el mundo financiero sabía que habían existido "luchas intestinas" en el seno del organismo supervisor, donde había dos bandos, uno encabezado por el ex presidente Juan Fernández Armesto, y otro por Pilar Valiente, que le sucedió en el cargo.
Antonio Camacho aseguró hoy que los apoderados Francisco Javier Sierra de la Flor y Jose María Ruiz de la Serna -con quien se "llevaba mal", según ha declarado- eran los que decidían qué se hacía con el dinero que entraba en la agencia, y puso como ejemplo la transferencia de los 1.500 millones de la Mutua de la Policía a Fisconsulting.
Además, insistió en que él "iba poco por la agencia" y que todos los empleados, especialmente los comerciales, sabían la situación de necesidad que atravesaba la empresa, por lo que había que captar nuevos clientes.
Posteriormente, en su declaración final, entró en una contradicción, al asegurar que ni su novia, Laura Morey, su padre, Jaime Morey, ni la presidenta de Gescartera, Pilar Giménez Reyna, sabían de la existencia de un desfase patrimonial en la agencia de valores.
Además, negó que el ex secretario de Estado de Hacienda y hermano de la presidenta de Gescartera, Enrique Giménez-Reyna, influyera para que la CNMV suavizara las sanciones impuestas a la agencia de valores.