Las ayudas de España a Argentina
Las generosas colectas que se realizaron en España en los últimos días con objeto de reunir fondos para ayudar al pueblo argentino a paliar los efectos de la severa crisis que nos está agobiando constituyen una conmovedora muestra de solidaridad y conforman un testimonio claro y profundo del lazo de afecto que vincula a las dos naciones. Al mismo tiempo, sin embargo, no deja de ser doloroso que nuestra imagen en el mundo sea hoy la de un país sumido en la desolación y la extrema pobreza (...).
Algunos memoriosos hicieron notar que [las ayudas cruzan el] Atlántico en dirección inversa a la que siguieron hace más de medio siglo los cargueros que transportaron trigo y carne provenientes de la Argentina para combatir el hambre que asediaba a los españoles en los días críticos de la década de los cuarenta.
Desde que se agudizó (...) nuestra crisis política y económica, brotaron en los diferentes sectores de la sociedad civil española vigorosas manifestaciones de solidaridad y un deseo intenso de brindarnos ayuda (...).
Las primeras reacciones que se pudieron observar provenían del seno del pueblo español, de gente anónima, no de las instituciones ni de los Gobiernos.
Las crónicas de la corresponsal de La Nación en España reflejaron claramente, en estos días, el asombro de muchos españoles por el hecho de que un país que tuvo tan largo prestigio en el mundo como proveedor de alimentos -y que durante un largo periodo del siglo XX fue sinónimo de bienestar y progreso- esté hoy en una situación tan extremadamente crítica (...).
Los argentinos recibimos esta prueba de afecto de España con sentimientos encontrados. Por un lado, tonifica nuestro espíritu y compromete nuestra gratitud la espléndida actitud moral de tantos españoles que no han vacilado en contribuir a paliar nuestro infortunio. Por el otro, nos deja un regusto amargo la comprobación de que el mundo nos contempla, con razón, con desconcierto y compasión.