Para Bruselas, lo menos posible
La UE va a tomar decisiones importantes sobre su futuro. La convención recién creada deberá reformar los mecanismos de decisión de la Unión y afrontar la cuestión central que los tratados europeos han dejado sin resolver: cómo Europa y los Gobiernos nacionales deberán repartirse sus funciones y responsabilidades (...). La Constitución europea debe establecer de modo inequívoco qué prerrogativas corresponden a Europa y cuáles a los Estados miembros. En caso de duda, la supremacía debe ser para el Estado (...).
Las instituciones europeas deben mantener su jurisdicción sobre las áreas que garantizan el funcionamiento del mercado único, incluida la política de competencia, la de comercio y la monetaria. La política exterior y de defensa pueden ser reconocidas como áreas de competencia federal (...). El área fiscal debe permanecer descentralizada (...).
La creación de nuevas áreas de competencia federal debe ir acompañada por la introducción de mecanismos de decisión y espacios de democracia representativa genuinamente europeos (...)