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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El traspié de Bush en Tokio

El presidente de EE UU, George Bush, provocó ayer el hundimiento momentáneo del yen al asegurar que el primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, le había planteado sus planes para la devaluación de la moneda en el encuentro que ambos mantuvieron en Tokio. La propia Casa Blanca tuvo que salir para aclarar la confusión creada en los mercados y admitir que el presidente confundió el término 'devaluación' con el de 'deflación', uno de los problemas que sufre la economía nipona. El error, aunque anecdótico, revela la preocupación de Washington por la constante caída en la cotización de la divisa nipona, ante los efectos que provoca sobre la economía estadounidense, y la amenaza de una devaluación en cadena en las principales economías asiáticas. No en vano, los fabricantes de automóviles de Estados Unidos presionan desde hace tiempo a su Gobierno para que fuerce una recuperación de la cotización del yen, ante la pérdida de competitividad que supone para sus productos en favor de los coches japoneses.

Por lo demás, la entrevista entre ambos dirigentes siguió el guión previsto en este tipo de reuniones y aportó pocas novedades respecto a los planes y el calendario que maneja Tokio para aplicar, si finalmente lo hace, un programa de reformas y modernización económica. Bush destacó su confianza en la 'capacidad de liderazgo' de su homólogo nipón y en su decisión para implementar la 'estrategia de reformas' que necesita el país, lo que supone un fuerte espaldarazo para un líder, Koizumi, que no goza precisamente de sus mejores cotas de popularidad en estos momentos. Pero los intensos elogios de Bush no ocultan la evidencia de la gestión de Koizumi.

Casi un año después de su toma de posesión como primer ministro, lo cierto es que Koizumi sigue sin adoptar las esperadas reformas económicas que suscitó su elección como mandatario y nada en el horizonte apunta a que vaya a hacerlo de inmediato. Japón atraviesa su tercera recesión en la última década y corre el riesgo de sufrir un nuevo episodio de su latente crisis financiera en marzo, cuando finaliza la garantía que el Gobierno estableció para la totalidad de los depósitos bancarios. Koizumi puso ayer el dedo en la llaga al asegurar que 'Japón ha perdido la confianza en sí mismo'. Y la parálisis del Gobierno no contribuye en nada a poner remedio a la situación.

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