El rey del recambio
A sus 64 años, el presidente de Aurgi ha empezado a apartarse de la gestión de su empresa para cumplir otros sueños. Ahora se inicia como ganadero y trata de levantar una inmobiliaria.
Se entusiasma hablando de caballos, de barcos, de sus cuatro hijos y tres nietas. "Antes mi agenda era de mi secretaria; ahora la tengo llena pero la controlo yo". Antonio Puerta, el fundador y presidente de Aurgi, se ha ido apartando de la gestión diaria de la empresa de recambios para el automóvil que fundó hace ahora 30 años. El tiempo que ha ganado lo invierte en sus demás pasiones, un amplio abanico de inquietudes que abarca el sueño romántico de abrir una escuela ecuestre para discapacitados o el más prosaico de levantar una sociedad inmobiliaria que apenas da sus primeros pasos.
"æpermil;sta es otra forma de navegar, que hace que te sientas más joven", dice Puerta en un amplio despacho repleto de recuerdos, decorado en tonos vivos y con buenas vistas sobre la Castellana." Le gustan los símiles marineros, pero ya no tiene barco, como tuvo y admite que añora.
Preside la estancia un mapa de la finca La Beata, en la sierra sur de Jaén, donde tiene a 10 mozos criando caballos de pura raza árabe y española. En el norte de Madrid negocia la compra de terrenos para abrir una escuela ecuestre, una actividad que quiere explotar de forma altruista ayudando a niños discapacitados a aprender la monta y el cuidado de ocho o diez caballos "tranquilos, casi ponis".
Aurgi, con sus 900 empleados y sus 40 centros, ya no le necesita tanto. No le faltaban novios para vender la empresa, pero el pasado verano se decantó por dejar la mayoría del capital en manos de Yellow Flag, un grupo de inversión luxemburgués que un año antes había tomado una posición minoritaria.
En una especie de retirada paulatina, pero nunca completa, Puerta fue dejando el día a día de la empresa en manos de sus socios, aunque mantiene la presidencia del consejo, que quiere conservar, y un 30% de las acciones. Aurgi era demasiado suya como para abandonarla del todo. El oficio le vino de familia. Su padre y sus abuelos tenían intereses que incluían talleres, taxis, tiendas y estaciones de servicio, "un pequeño holding", como lo califica Antonio Puerta.
Pero él necesitaba un horizonte más amplio: "Me asfixiaba un poco en Jaén". Así que marchó a Barcelona para formarse durante cuatro años trabajando en Belloch, entonces el más fuerte de los almacenistas de recambios. "Es la única vez que he trabajado para otro y estoy orgulloso de haberlo hecho", explica.
"Empezamos rompiendo moldes", recuerda Puerta, quien acostumbra a hablar de sí mismo en plural, un tic relacionado con su empeño en "hacer empresa". En 1972 nace Sevillana de Recambios, un centro de distribución que fue el embrión de Aurgi. El siguiente paso fue otro almacén en Fuenlabrada abierto "cuando nadie en Madrid sabía dónde estaba Fuenlabrada", hoy una de las ciudades dormitorio más pobladas del cinturón de la capital.
En esos años, recuerda, los almacenistas vendían repuestos tanto a tiendas y talleres como a particulares, de forma que competían con sus propios clientes. "Nosotros dijimos que no venderíamos nada más que a tiendas. æpermil;stas lo vieron con simpatía y empezaron a comprarnos rápidamente, tanto que llegó a asustar".
Pero los tiempos cambiaron y en los últimos setenta ya se organizaban centrales de compras que súbitamente convirtieron en efímero tan repentino éxito. "Reaccionamos abriendo nuestras propias tiendas". 10 años después de empezar, el negocio dio un giro de 180 grados y acertó de lleno.
"Mi objetivo no era ganar dinero. Me llamaban romántico y soñador, pero yo me fijaba sobre todo en las ventas y en hacer empresa", comenta. "En Córdoba dijimos que íbamos a abrir y ya empezaron a bajar los precios", recuerda con orgullo.
Con esa filosofía de crecer antes de recoger beneficios, los centros Aurgi "se niega a llamarlos tiendas" fueron extendiéndose hasta llamar la atención de otros grupos. "Cuando estaba solo rechacé ofertas de integración con gente del gremio". En concreto, Puerta recuerda a los grupos Pet Boy y Oppenheimer entre los "novios", pero no quiso deshacerse de algo a lo que había dedicado tanto.
Yellow Flag ofrecía la posibilidad de una transición suave, de la incorporación de un socio con músculo financiero -el año pasado se amplió capital en seis millones de euros- que le mantiene como presidente, pero también como referencia.
La Aurgi de hoy factura más de 70 millones de euros al año y genera un beneficio bruto cercano a los seis millones. Puerta no cree que sean necesarios nuevos socios, mucho menos una alianza o fusión. "Hay una gran estabilidad y un equipo de calidad. No hace falta ayuda".
Admite que le ha ilusionado cada vez que ha oído hablar de Aurgi accidentalmente, sin identificarse como su presidente. Ahora duda antes de presentarse como ganadero. "Era aficionado, pero empezaron a proponerme cosas...". Y se sintió joven.
La expansión nacional antes que el salto al exterior
El consejo de Aurgi tenía entre sus planes una ambiciosa expansión internacional que ha quedado paralizada. Portugal, Turquía y Latinoamérica eran los mercados que Puerta tenía en mente. Pero los tiempos inestables que viven algunas de esas economías y las pegas encontradas en el país vecino, donde llegó a haber "conversaciones serias", han aconsejado esperar mejor momento. "A mí me enamoraba Turquía, que es un gran país y que tiene fábricas de todo, pero de momento lo hemos dejado ir". Con razón, porque el país se precipitó a una crisis financiera acompañada de recesión. "Cuando tengamos cobertura nacional será el momento de dar el salto al exterior", continúa este empresario, que se reserva la posibilidad de que haya sorpresas en este terreno. Aurgi cuenta con 40 centros, tras invertir unos cuatro millones de euros en siete nuevas aperturas. Pero la compañía está concentrada en cuatro comunidades (Madrid, Cataluña, Andalucía y la valenciana) y Puerta aspira a dejar una Aurgi presente en todo el territorio español. Para eso hará falta alcanzar los 100 centros, un objetivo que Puerta pronostica para 2007 o 2008. El empeño en lograrlo desde su puesto actual desmiente cualquier posibilidad de un retiro dorado.