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Viajes

Tiempo de Marruecos

Febrero y marzo son de los mejores meses para viajar al país vecino. El clima, sus dos mares, la cordillera del Atlas, la cultura afroislámica y el precio hacen casi imbatible esta opción turística, ahora con mejor acogida y servicio más esmerado

A sólo 14 kilómetros de distancia, el vecino del sur se presenta como una de las mejores opciones a la hora de viajar y con mayor motivación en estas fechas invernales.

Marruecos es un inigualable destino turístico para los españoles por su cercanía en el espacio, lo que le hace la mejor elección junto a Portugal y Francia para estancias de pocos días, la buena relación calidad-precio en cualquier estrato de la demanda, desde el mochilero hasta el potentado, y la revalidada cultura afroislámica, tamizada además por las influencias francesa y, en menor medida, española, que le han dotado de un barniz de modernidad difícil de encontrar en otros lugares del continente y del mundo musulmán.

Todo ello es suficiente para entusiasmar a aquel o aquella que se acerque al país, sin prisas siempre, pero sobre todo y con lo que está cayendo sin prejuicios. Su gastronomía es sublime en el trato culinario del cordero, las aves, legumbres y verduras, y un homenaje para el goloso. Los platos, exquisitamente especiados desbordan aroma, color y textura, y están repletos de tiempo.

Olvidarse del reloj es fundamental para poder disfrutar de una estancia en Marruecos, país bañado por dos mares, Atlántico y Mediterráneo, capaz por tanto de satisfacer al máximo a los amantes del turismo de costa.

Su litoral, virgen casi todo él, regala kilómetros de playas. Entre las ofertas del Atlántico destacan la de ciudades tan cosmopolitas como Tánger y Agadir, y los pueblos pesqueros de Essaouira y Safi. En el Mare Nostrum, es el área de Nador la que cuenta con más adeptos.

Esta época, aún siendo buena para el turismo de vocación marítima, es ideal para el de montaña e interior, ya que el sol calienta por encima de los 20 grados y la luz es majestuosa. Una portentosa cordillera atraviesa el país. El Atlas, con cimas que llegan a superar los 4.000 metros, es el paisaje omnipresente, contraponiendo la nieve de sus cotas con la aridez de la tierra roja, en el centro y norte del país.

Marraquech, la ciudad más chic de las magrebíes, deja al sur el desierto, un espacio que los modernos vehículos todoterreno permiten abordar sin todavía profanarlo.

Febrero y marzo son ideales dado el clima reinante en esas latitudes para disfrutar del paisanaje. Oasis diseminados van apareciendo cuando uno se adentra en la ruta de las kasbahs. En las lindes de estas impresionantes fortalezas, inmortalizadas por servir de exteriores en la oscarizada Lawrence de Arabia, se divisan costurones verdes, que acreditan el milagro de la fertilidad en una tierra roja de sol y mineral.

La ruta, que discurre entre arena y cumbres nevadas, con reconfortantes y tranquilizadores palmerales señalizando inequívocamente los oasis, es la mejor para admirar el pasado de este país a través de estas ciudadelas hechas de adobe a todo lo largo de los valles de Drâa, Dadès y Ziz.

En la encrucijada de éstos, el viajero choca con la mítica Ouarzazate, cuyo nombre ya indica el carácter irreductible del bereber. Ciudad respaldada por la Unesco como patrimonio mundial declarado es el que se elige habitualmente para iniciar la ruta. Sus hoteles son espléndidos, característica ésta que se repite en todo el reino, y su artesanía es una de los mejores del país, destacando los soberbios tapices y alfombras bereberes y la excelsa talla de la piedra.

Este particular camino de Santiago del país más occidental del Magreb, y sin duda el más hermoso, resulta una mina que pueden explotar los amantes del turismo rural en cuanto uno se adentra por los tres valles citados y disfruta de los ya ahora caudalosos ríos.

Para los que primen la curiosidad cultural, el máximo interés lo despierta Fez. La capital intelectual del país mantiene lo mejor de la tradición, aunque ha sido capaz de impregnarse también de innovación comprobable en su cerámica y artesanía textil.

Su medina, en la que se puede caminar errante de sol, es la mejor reafirmando el sello imperial de la ciudad, que fue la primera capital del reino y que deslumbra a los españoles por la sensación de dejà vu. Sus encalados muros encierran siete siglos de civilización, sedimentada en las cientos de familias musulmanas expulsadas de Andalucía por los Reyes Católicos.

Mientras que desde Marraquech hay más facilidades para acceder a la costa atlántica, es Fez el centro para acceder a las montañas de Medio Atlas, donde se encuentran probablemente los mejores bosques de cedros del mundo.

Una década para poder competir con Canarias

 

La decisión del rey de Marruecos Mohamed VI de hacer del turismo el sector vital para el desarrollo económico de su país es posiblemente la más relevante que ha tomado desde que asumió el trono.

 

 

 

 

 

 

 

Un equipo multidisciplinar ha trabajado en estrecha relación con el Banco Mundial y la iniciativa privada para sacar adelante el plan de desarrollo turístico por el cual Marruecos aspira a conseguir 10 millones de visitantes, lo su supone casi multiplicar por cinco el número en esta década.

 

 

 

El acuerdo marco se firmó en un acto solemne el 10 de enero de 2001, y un año después (el 25 de enero) se ha presentado en Marraquech a la iniciativa privada el plan detallado, para que lo estudien y se puedan licitar los diferentes polos de desarrollo a partir de marzo de 2003. El plan principalmente establece seis nuevos lugares de desarrollo turístico en la costa, actualmente virgen, de los cuales la gran mayoría están en el litoral atlántico, además de reforzar el papel que ahora juegan Marraquech, Fez y el resto de grandes ciudades.

 

 

 

Marruecos dispone de playas excelentes, buen clima, y una notable formación en buena parte de jóvenes.

 

 

 

Con este bagaje, y dado que los nuevos lugares turísticos serán muy respetuosos con el medio ambiente, el país magrebí puede aspirar a captar un gran número de turistas europeos (actualmente la mitad de los visitantes son franceses) e incluso residentes temporales en competencia con Canarias.

 

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