Tormenta en un vaso de agua por el IVA en la Red
EE UU está despotricando sobre la ley de la UE (...) que grava con el impuesto sobre el valor añadido (IVA) la venta de servicios en línea a consumidores europeos desde cualquier lugar.
La ley es sensata desde el punto de vista fiscal (...). Dado que los tipos del IVA en la UE difieren de un país a otro, someter a las empresas extracomunitarias al régimen aplicado por los operadores locales parece un compromiso justo.
En cuanto a la queja de EE UU sobre la injusta carga administrativa para sus pequeños exportadores, el sistema de facturación computerizado que se precisa no parece que esté lejos del alcance de compañías que se supone brillan en la senda del comercio electrónico. Si se puede acusar de algo a la UE, es de apresurarse a legislar cuando el mercado detallista de servicios en línea se encuentra aún en fase embrionaria y sus perspectivas son inciertas. Podría haber sido mejor buscar una posición común con EE UU, basada en las propuestas de la OCDE (...).
Ese debe ser el objetivo a largo plazo. Sin embargo, será difícil conseguirlo hasta que EE UU no acompase su sistema fiscal con la era digital. Ahora, la mayoría de ventas de bienes y servicios entre Estados [de América] escapan a los impuestos porque no hay una maquinaria efectiva de recaudación.