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La feria de arte Arco elude la crisis

Más de 260 galerías y 4.000 artistas exponen en la 21ª edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid que hoy se inaugura, pero en la que ya se han vendido numerosas obras

Cuando aún no se habían quitado los plásticos del suelo, quedaban obras por colocar y los propios expositores no habían tenido tiempo de comprobar las propuestas de sus colegas, la galería Marwan Hass de París ya había vendido media docena de piezas y la también francesa 1900-2000 había retirado del stand un cuadro de August Agero y otro de André Masson.

El optimismo era ayer la nota dominante de Arco, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo que se celebra desde hoy y hasta el día 19 en Ifema (Madrid). El galerista Joan Gaspart, que presenta una monográfica de Antoni Clavé con precios que van de los 1.000 a los 150.000 euros, reconocía antes de que el rey Juan Carlos inaugurara Arco que tenía varias obras adjudicadas.

Representantes de algunas empresas con colección de arte se han dejado ver por la feria, según comentaba un grupo de galeristas. La Fundación Coca-Cola daba a conocer la adquisición de sus primeras obras en Arco: dos fotografías de Miguel Río Branco y Carmela García, a las que se sumarán en estos días otras incorporaciones.

Un total de 261 galerías de 31 países (158 son extranjeras) y más de 4.000 artistas de todo el mundo ofrecen una amplia visión del panorama artístico actual, en el que el eclecticismo es la nota dominante. Australia es este año el país invitado con 14 galerías.

La crisis económica no parece haber afectado al mundo del arte y los atentados del 11 de septiembre no han influido ni en las propuestas que se exhiben ni en los expositores, según señaló la directora de la feria, Rosina Gómez-Baeza. Arco sigue siendo 'una referencia fundamental sobre las transacciones e inversiones en obras de arte', según los responsables de Ifema. En esta misma línea se manifestaba el galerista Carles Taché, quien presenta obras de Frederic Amat, Campano, Arroyo, Brossa y el omnipresente Saura, cuya obra se prodiga por numerosos stands.

En cuanto a los precios, los expositores dicen que están en línea con el año pasado, aunque lo más caro y selecto se encuentra en el pabellón 7 (el que reúne a los clásicos), frente a lo más arriesgado y atrevido, que se muestra en el 9, el pabellón que exhibe lo más joven y actual.

Entre las piezas más costosas figura una pintura de René Magritte de 1937 titulada Claude Marcy, que la galería Hachmeister vende en algo más del millón de euros. También destaca un pequeño bronce de Pablo Gargallo (Petit masque de Pierrot, 1933) valorada en 335.000 euros; una fotografía de Man Ray de 1925, que la galería 1900-2000 vende por 200.000 euros, y una Naturaleza muerta de Morandi (1962), que la sala Levy ofrece por 480.000 euros.

La Marlborough y sus clásicos boteros siguen estando entre lo más cotizado. Este año presenta un gran bodegón (Stile life with mirrow, de 2000) por 318.500 euros. Menos conocido pero de gran calidad es una de las apuestas de la sala Thessa Herold: el chino-francés Zao Wounk, de quien expone un lienzo valorado en 135.000 euros.

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