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Crónica de Manhattan

Los heroes se rebelan

Los visitantes ilustres de la zona cero de Nueva York se fotografían con ellos. En los cascos de algunos hay autógrafos de celebridades que han acudido a las ruinas del World Trade Center de Nueva York . Los bomberos, la policía y los trabajadores que participan en las labores de limpieza del escenario del ataque terrorista del 11 de septiembre se han convertido en héroes, pero el paso del tiempo les ha convertido en héroes prácticos.

Las banderas de las barras y estrellas siguen ondeando en balcones, ventanas e incluso coches y ya se han presentado distintas propuestas de monumentos que les rindan homenaje. Sin embargo, los héroes saben lo poco que se tarda en olvidar y muchos de ellos han anunciado su intención de demandar a la ciudad de Nueva York por los problemas de salud que puedan desarrollar en el futuro. En la mente de todos esta el recuerdo de los combatientes del Golfo Pérsico y las secuelas que dejó la contienda. Con ellos, muchos vecinos de la zona y comerciantes que se calcula que puedan presentar unas 1.300 demandas. Las notificaciones previas indican que las compensaciones por daños y perjuicios se acercarán a 7.180 millones de dólares.

Las demandas no se refieren a los daños causados por el ataque terrorista, sino a la presunta negligencia posterior de la ciudad a la hora de organizar un dispositivo de seguridad. Muchos se quejan de que han trabajado durante días sin máscaras en la zona cero, cuando el aire tenía altos niveles de amianto y otras sustancias que les convierte en potenciales enfermos de cáncer. Algunos de los vecinos que han regresado a la zona, el 75% de los que la abandonaron, están preocupados y no saben qué hacer porque el aire aún no es puro y el parqué, las moqueta, el papel pintado y los muebles de sus casas han absorbido el veneno y, aunque muchas cosas pueden tirarse, las autoridades aún no han concluido si es mejor levantar los suelos y volver a elevar los niveles de toxinas con ello o dejarlo como está.

Los comerciantes cuyos establecimientos fueron objeto del pillaje cuando salieron a la carrera del amplio perímetro de la zona perjudicada ya han anunciado que se unirán a las demandas. Las compensaciones a las que puede hacer frente la ciudad, cuya responsabilidad ya analiza el Ayuntamiento, son un revés para las finanzas municipales. Pasado mañana, el alcalde, Michael Bloomberg, presentará su presupuesto para el ejercicio que viene (comienza el primero de julio) y son unas cuentas para tiempos de crisis. Ya lo dijo cuando el 1 de enero tomó posesión de su cargo, habría que reducir los presupuestos de todos los departamentos entre un 5% y un 15%. Aún así, el déficit se calcula que rondará los 4.000 millones de dólares. Además, a Bloomberg le preocupa la elevada deuda de la ciudad (40.800 millones de dólares), que está intentando refinanciar para rebajar los pagos.

Afortunadamente, la caja de la ciudad recibió una buena noticia con la visita de George Bush el jueves. El presidente se trajo bajo el brazo la confirmación de la promesa de ayudar a reconstruir Nueva York con 20.000 millones de dólares. Y es que en el enrarecido aire de Manhattan flotaban además las dudas de que en el presupuesto militarista del presidente quedara sitio para la ciudad mártir del 11 de septiembre. Al menos este agente contaminador de la confianza ya ha sido eliminado.

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