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Tokio

La crisis japonesa se acentúa y el Nikkei continúa estancado en niveles de 1983

La Bolsa japonesa sigue estancada en niveles de hace 18 años pese al repunte de ayer. El Nikkei subió un 1,72%, hasta cerrar en 9.583,27 puntos. Los analistas se muestran muy pesimistas con el país. La crisis que atraviesa el sistema financiero y las incertidumbres políticas pintan un panorama preocupante. Algunos consideran que el suelo del mercado aún está lejos, y no faltan quienes pronostican que llegará a tocar los 8.000 puntos.

La crisis japonesa se aviva por momentos. El desplome de la Bolsa, situada en niveles de diciembre de 1983, ha vuelto a poner en evidencia la frágil situación que atraviesa el sistema financiero. La elección del primer ministro Koizumi, abanderado de las reformas, supuso un respiro para los mercados el año pasado. En marzo cumplirá un año en el poder sin haber logrado siquiera lo más urgente, sanear el sistema financiero.

Las promesas de reducir el déficit público, la deuda y flexibilizar las empresas están sin cumplir. La desaceleración económica internacional ha agravado aún más la situación del país. 'Tipos de interés nulos, liquidez en exceso de entre 10 y 15 billones de yenes y un aumento de las operaciones de inyección de dinero han sido las respuestas del Banco de Japón', señala José Luis Martínez, de Citibank.

'Una reforma estructural global se sigue echando de menos, y el volumen de préstamos morosos ha aumentado', añade Delfina Pérez, de BSN-Banif. De hecho, los impagados alcanzaron los 36,8 billones de yenes (320.000 millones de euros) a finales de septiembre, 3,1 billones más que a comienzos del año fiscal en marzo de 2001.

La presión sobre la banca se acentuó el martes, cuando Standard & Poor's rebajó la calificación crediticia de los siete principales bancos del país. Moody's, en la misma línea, puso siete aseguradoras bajo revisión y bajó la calificación del banco Ashai.

Los temores que suscita la salud de la banca han provocado un fuerte retroceso en la cotización de estas compañías que, dado su alto peso en los índices, han supuesto un importante lastre para la Bolsa japonesa. Estas caídas, a su vez, disminuyen el valor de la autocartera de los bancos, su capital y, por tanto, su solvencia y capacidad para conceder más préstamos.

La inestabilidad política es otra gran incertidumbre para el mercado. La salida de la ministra de Exteriores, Makika Tanako, ha reducido el apoyo popular de Koizumi a un 50% desde el 70%.

Los analistas temen lo que ocurra a partir de marzo, cuando vence el fondo de garantía de depósitos. 'Aproximadamente un 30% del PIB se quedará sin respaldar y la pregunta es saber dónde irá a parar el dinero', apunta Ángela Jouve, de Ahorro Corporación.

La inyección de dinero por parte del Gobierno parece inminente y los rumores sobre esta posibilidad siguen aumentando.

En cuanto a la evolución de la Bolsa, los expertos consideran que el fondo aún está lejos. El desplome del Nikkei ha situado el índice por debajo del Dow Jones por primera vez en cuatro décadas y le ha llevado a perder un 75,4% desde el máximo de 38.915,87 de diciembre de 1989. 'Los propios inversores japoneses comienzan a diversificar su ahorro en el exterior y las compras de bonos extranjeros por parte de estos inversores se dobló el pasado ejercicio', señala Martínez.

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