Duisenberg anuncia su retirada del BCE en 2003 sin dejar resuelta la sucesión
Wim Duisenberg se va de la presidencia del BCE, pero en julio de 2003; el día 9, cuando cumpla 68 años. Por razones personales, según explicó ayer en Maastricht. Aunque despeja incertidumbres sobre su relevo, su anuncio no obstante dispara 17 me-ses de pugna entre los 12 paí-ses de la zona euro para elegir un sucesor. El enésimo requiebro político de su mandato permite a Francia, además, apostar por la presidencia y renunciar a la vicepresidencia cuando el francés Christian Noyer abandone este puesto en mayo.
El presidente del Banco Central Europeo comunicó anteayer por escrito al ministro español de Economía, Rodrigo Rato (en su condición del presidente del Consejo de la UE), su intención de renunciar al cargo el próximo 9 de julio, poniendo así fin a las especulaciones sobre el fin de su mandato. Rato trasladó la información a José María Aznar.
El primer presidente de la historia del BCE renunciará cuando cumpla cinco años en el cargo, a pesar de que fue nombrado en 1998 para ocho años. Pero su nombramiento se produjo tras un fiasco provocado por el presidente de la República Francesa. Jacques Chirac defendió con encono, en el Consejo Europeo encargado de asignar el puesto, la necesidad de nombrar un francés para compensar que la sede del BCE se encontrara en la ciudad alemana de Francfort.
Duisenberg, que contaba con el respaldo de Alemania, leía aquella misma noche de mayo de 1998 una declaración en la que se resignaba a no apurar los ocho años.
Francia, con la ayuda del Gobierno belga, fustiga desde entonces al holandés con ese supuesto pacto, en cualquier caso oculto. Duisenberg, repite París, se comprometió a renunciar al cargo tan pronto como se completara la introducción física del euro (operación que concluye el próximo 28 de febrero). El sustituto sería Jean-Claude Tritchet, gobernador del Banco de Francia, salpicado de momento por turbios enjuagues contables en el antiguo banco público Crédit Lyonnais.
La fecha, en cualquier caso, se acerca y el holandés cumplió ayer, sólo en parte, el presunto acuerdo. Se marcha, pero el año que viene. El 9 de julio, en concreto, día que celebra su 68 cumpleaños. Por motivos estrictamente personales, asegura. ¢Lo decidí en Amsterdam. Con un solo asesor: mi esposa¢. Se va, dijo ayer en Maastricht, la ciudad más antigua de Holanda, ¢para disfrutar más intensamente la vida de lo que ahora puedo¢. Para anunciar su despedida se refugió en su propio país, a orillas del río Meuse, en la misma sala donde el 7 de febrero de hace 10 años se firmó el tratado que abrió el paso al euro. El comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, desde Bruselas, agradecía la ¢muestra de generosidad¢ del presidente.
Francia, tras el anuncio de ayer, parece decidida a renunciar a la vicepresidencia del Comité Ejecutivo del BCE.
La renuncia de Duisenberg otorga tiempo a Trichet para sortear sus conflictos judiciales y el holandés incluso ofreció ayer prorrogar el plazo del 9 de julio si es necesario. Pero Francia, probablemente, no pueda garantizarse el puesto antes de tiempo. París ha cosechado la incertidumbre que sembró en 1998.
El ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, urgía ayer a que se cubran las dos vacantes durante la presidencia española (antes del 30 de junio). ¢Utópico¢, descartaba Duisenberg en rueda de prensa. La carrera por conseguir el puesto se promete larga y disputada.
La salida de Duisenberg coincidirá, además, con la salida del Comité Ejecutivo de la finlandesa Sirkka Hämäläinen, lo que convierte también en candidato a la presidencia del BCE al gobernador del Banco de Finlandia, Matti Vanhala, con prestigio en Francfort.
Francfort descarta bajar los tipos
El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, en su quinta reunión fuera de Francfort, decidió ayer mantener los tipos de interés en el 3,25% y no dio visos de nuevos movimientos a corto plazo.
El BCE considera 'apropiado' ese nivel y los signos de recuperación económica que ha detectado le permiten congelar de momento una nueva rebaja. Es más, el presidente del Banco, Wim Duisenberg, enfatizaba ayer, por primera vez en muchos meses, los riesgos inflacionistas del crecimiento de la masa monetaria (ME). El M3 se disparó hasta el 7,8% en el último trimestre de 2001, muy por encima del valor de referencia del BCE (4,5%).
Hasta ahora, el banco había minusvalorado esa divergencia, atribuyéndola a errores estadísticos y a un refugio de los inversores en depósitos a corto plazo en tiempos de volatilidad. Ayer en Maastricht, capital de provincia holandesa de Limburgo, el BCE subrayó que la evolución del M3 podría obligar a 'una revaluación de la evolución monetaria, sobre todo si hay evidencias de recuperación económica en la zona euro'.
Y las hay, a juzgar por las palabras de Duisenberg en la misma sala donde hace 10 años se firmó el Tratado de Maastricht.