El plan ambiental de Melonares es más caro que la ejecución de la presa
La construcción de la presa de Melonares, en Sevilla, exige una serie de medidas compensatorias para proteger el medio ambiente cuyo coste asciende a 23,9 millones de euros (3.971 millones de pesetas). Esta cantidad supone una inversión superior al importe dedicado sólo a la ejecución de la infraestructura, cifrado en 19,6 millones de euros (3.262 millones de pesetas). El cuidado del entorno pasa por proteger al lince y al águila, entre otras especies.
El plan ambiental de la presa de Melonares es 4,3 millones de euros (casi 714 millones de pesetas) más elevado que el de la propia presa. Su objetivo es compatibilizar la conservación del entorno natural y el interés de los ciudadanos. En este sentido, el Ministerio de Medio Ambiente, que dirige Jaume Matas, destaca 'el predominio de los aspectos ambientales sobre cualquier otro'.
Las medidas compensatorias se realizarán para proteger la diversidad biológica de la zona donde se ubicará la presa y Medio Ambiente garantiza que se realizarán antes del inicio del proyecto.
El presupuesto total de la obra supera 60 millones de euros (10.000 millones de pesetas) y está incluido en las inversiones previstas en el Plan Hidrológico Nacional. Este programa fue aprobado el 6 de julio del pasado ejercicio por el Parlamento y está a la espera de que se decida su trazado definitivo, después de la elaboración de una declaración ambiental estratégica. El titular de Medio Ambiente no ha descartado 'sorpresas' respecto al dibujo final. El plan incluye actuaciones por importe de 18.000 millones de euros (tres billones de pesetas).
Más de 38 municipios
La presa de Melonares estará destinada, exclusivamente, al abastecimiento de agua de Sevilla y de su zona de influencia, con lo que 38 municipios y más de 1.220.000 habitantes tendrán garantizado el consumo. Concretamente, el embalse tendrá una capacidad de 180 hectómetros cúbicos. Estará ubicado en los términos municipales de Castilblanco de los Arroyos y El Pedroso e inundará una superficie de 1.467 hectáreas.
La declaración de impacto ambiental de Melonares incluía la puesta en marcha de una serie de medidas ambientales, entre las que destaca la creación del área de compensación ecológica. Su propósito es mantener las especies ya existentes en la zona como el águila imperial, el águila real y el lince, principalmente. Para ello, se implantarán zonas de paso para los linces, áreas de reserva para las nutrias, así como para los peces y para toda la avifauna.
Asimismo, se prestará especial atención a las aguas, el aire, la vegetación y la fauna. Para ello se adoptarán normas para evitar la contaminación del agua, de la atmósfera y del suelo durante la construcción de la obra. La ubicación de canteras, escombreras e instalaciones auxiliares durante la ejecución garantizará que la zona no se altere.
El Gobierno ha extremado las medidas de protección del entorno después de que la Unión Europea enviara, en el mes de julio del pasado año, una carta al Ejecutivo español manifestando su preocupación por los efectos ambientales derivados de la puesta en marcha del Plan Hidrológico Nacional. La carta subraya 'los problemas del programa que merecen una atención especial' y advierte al Gobierno que 'el respeto a la legislación comunitaria debe quedar asegurado en todo momento'.
Como antecedente figura, a finales del año 2000, la apertura de un procedimiento de infracción a España por el proyecto de recrecimiento de la presa de La Breña II (Córdoba) y su incidencia en una zona especial de protección de aves en el Parque Natural de Hornachuelos.
Por otra parte, Jaume Matas tiene previsto acudir hoy a Zaragoza a poner la primera piedra de la conducción que trasladará el agua desde el pantano de La Loteta a esta ciudad y que se destinará al abastecimiento urbano. La inversión ascenderá a 83 millones de euros (más de 13.000 millones de pesetas). La infraestructura está incluida en el Pacto del Agua de Aragón y forma parte de las reivindicaciones históricas de los usuarios, que se quejan de la mala calidad del agua de la ciudad.