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Porto Alegre, 1; Davos, 0

Por una vez, el célebre Foro de Davos, que en esta ocasión se ha trasladado a Nueva York, no ha sido una sesión de autocongratulación de los dueños del mundo. ¿Los responsables? Los millares de participantes en el foro social internacional de Porto Alegre, que han sabido, más allá de la denuncia de la samba electoral, hacerse eco de las inquietudes de una mundialización aparentemente inhumana.

Después del hundimiento del comunismo, nada parecía poder llegar a convertirse en una formación contestataria al capitalismo (...).

Sería estúpido y naíf enterrar a la mundialización que, no lo olvidemos demasiado rápido, ha tenido efectos beneficiosos sobre la mejora del nivel de vida en numerosos países en vías de desarrollo.

Pero puede ser precisamente este su punto flaco: paradójicamente, la mundialización no es mundial. Hay demasiados que no han sido tenidos en cuenta, los últimos eventos dramáticos así lo han mostrado. Entonces se trata de explotar un nuevo modelo de desarrollo.

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