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Revista de Prensa

Enron, el caso que cambió Estados Unidos

A una velocidad increíble, la percepción que tienen los estadounidenses del mundo y de sí mismos ha cambiado (...). No estoy hablando del 11 de septiembre. Me refiero al escándalo de Enron (...). Este caso nos dice muchas cosas sobre nosotros mismos, cosas que probablemente deberíamos saber, pero que no hemos querido reconocer. En los próximos años, Enron y no el 11 de septiembre se verá como el punto en el que cambió la sociedad estadounidense (...).

Piensen lo siguiente: no consigo recordar otro caso en el que la compañía más admirada en EE UU haya sido desvelada como un fraude (...). De momento hay varias propuestas de reformas (...) que creo que tienen algo en común: la intención de acabar con la era de la falta de diligencia (...).

Resulta muy interesante la posición de los políticos al respecto. Sospecho que a la mayoría de los que no están implicados (y no lo está la mayoría), lo que les importa no es qué hicieron, sino qué hacen. ¿Actúan ya pensando que la antigua flexibilidad no es aceptable más tiempo? (...) ¿Lo entenderá así George Bush? Sus decisiones pueden decidir el futuro político del país.

The New York Times (Paul Krugman), Nueva York

Bush debe seguir el ejemplo de Roosevelt

Hace un siglo, Theodore Roosevelt sobrevivió a un paisaje económico en el que brillantes empresarios de su tiempo -J. P. Morgan, John Rockefeller, James Hill y otros- habían organizado una estructura financiera a un nivel nunca visto. Y, viniendo de un presidente republicano, dijo una herejía: '(...) es evidente que el Estado (...) ha de controlar tanto los movimientos de las compañías como de sus criaturas' (...). Como en el día de Roosevelt, el caso Enron está lleno de directivos que recibieron favores políticos (...). Teddy Roosevelt se reveló contra la tradición de su partido (...). Y consiguió hacerse más popular (...) y ganar unas elecciones históricas. Es una lección para George Bush.

The Washington Post (David Broder), Washington

La debilidad del euro frente al dólar

Los eurófilos que creían que la introducción de billetes y monedas de euro traería luz a la moneda común se han visto defraudados. En el último mes, el euro ha caído un 2,3% frente al dólar, después de perder un cuarto de su valor durante los tres años que ha permanecido como divisa virtual.

Para algunos esto refleja el poder del dólar y las dificultades del euro (...). Contra el dólar, el euro ha sido noqueado en el ring por una lluvia de asteroides. El año pasado, la precariedad de la economía de la zona euro robó la posibilidad de dar el golpe de gracia cuando EE UU estaba en la lona. Este año, aunque ambas economías parecen iniciar la recuperación, la de EE UU parece haberse liberado más rápidamente de las cadenas (...). La zona euro tiene a su favor ser atractiva para la inversión extranjera (...), pero nada comparado con EE UU (...).

A la cabeza de las desventajas de la zona euro hay varias estructurales. Otmar Issing, economista jefe del Banco Central Europeo, sugirió [el martes] que la carencia de flexibilidad en el mercado laboral europeo puede dañar al euro (...).

Puede ser que un día el dólar estadounidense llegue al máximo -unos años de imbatibilidad, como sabe Mike Tyson, no significan invulnerabilidad-. Dado el caso, no está claro que el euro vaya a sucederle.

Financial Times, Londres

Quiebra en la sociedad argentina

La quiebra que nos impide pagar la deuda externa no sólo alude al fracaso económico que nos supone culpables ante un compromiso contraído en nombre nuestro, vaya uno a saber por quién, sino que genera un profundo conflicto psíquico en la medida que funciona como interdicción para que podamos asegurarles a nuestros hijos lo mismo que nuestros padres nos dieron a nosotros (...). Aquellos valores que heredamos -el valor de la palabra de honor, la que no necesitaba de documentos firmados para ser sostenida- han dejado lugar a las formas más variadas de corrupción, degradación y cinismo (...).

Quiero creer que a partir de piquetes y caceroladas -pero no sólo de piquetes y caceroladas, sino también de todas aquellas formas de resistencia- hay una deuda de honor con nuestros hijos que estamos empezando a saldar.

Clarín (Juan Carlos Volnovich), Buenos Aires

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