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Los fabricantes acusan al comercio de obligarles a mantener los precios

En su intento por controlar la inflación e impedir que la llegada de la moneda única europea sirva de pretexto para subir los precios, el Gobierno ha contado con las compañías de distribución como gran aliado. Sin embargo, los principales proveedores de estos grupos, es decir, la industria de la alimentación y bebida considera que la gran distribución les ha trasladado a ellos el acuerdo que firmó con la Administración a mediados del año pasado para mantener los precios hasta que se pasara el efecto euro, es decir, hasta abril o mayo de 2002. Dicho acuerdo se hizo a instancias del secretario de estado de Comercio, José Folgado.

En el Código de Buenas Prácticas que se ha puesto en marcha durante el proceso de transición al euro se recoge 'el compromiso de no realizar subidas injustificadas de precios'. Esto es considerado una práctica ilegal por parte de los proveedores, especialmente por la Federación de la Industria de la Alimentación y Bebida (FIAB), la patronal del sector.

Según fuentes de la industria alimentaria, este acuerdo ata de pies y manos a los fabricantes, sobre todo a los más pequeños que son quienes menos recursos negociadores tienen. Los grandes grupos industriales no sólo pueden soportar mejor un mantenimiento de precios, sino que están en disposición de negociar condiciones a largo plazo.

En todo caso, los grupos de distribución han insistido a sus proveedores para que no modifiquen al alza los precios.

Leclerc

El grupo Leclerc envió el pasado mes de septiembre a sus suministradores una carta en la que les indicaba que 'con la próxima conversión al euro, los centros E. Leclerc están dispuestos a garantizar a sus clientes una absoluta neutralidad en cuanto a sus precios se refiere'.

Y añadía: 'Ante la inquietud de los consumidores que, según el estudios IRI-Sécodip de abril de 2001, creen mayoritariamente que los precios de gran consumo aumentarán con la nueva moneda, les informamos que la central nacional no aceptará ningún incremento sobre las tarifas recibidas entre el 1 de noviembre de 2001 y el 30 de abril de 2002'.

La filial española de la multinacional francesa señalaba, no obstante, que 'podrá admitirse de forma excepcional un incremento en determinados productos, sólo cuando se aporten a nuestros responsables de compras todos los elementos que demuestren el carácter justificado de dicho incremento de precios'.

Fuentes de Leclerc señalan que los proveedores, en su mayor parte, han respetado esta petición 'unilateral', aunque algunos no han podido cumplirla por la crisis que ha surgido tras el 11 de septiembre y la subida de precios de algunas materias primas y del transporte.

Leclerc ha 'redondeado a la baja todos los productos al igual que se ha hecho en Francia tras un acuerdo con el Gobierno'.

El consumidor

Por su parte, fuentes de la filial española de Carrefour, el líder de los hipermercados, señalan que con esta iniciativa para no subir precios se intenta mantener el compromiso moral adquirido con el Gobierno y con el propio consumidor. 'Nos resistimos a trasladar cualquier incremento de precio a nuestros clientes', puntualizan.

Desde el sector de la distribución se apunta a que 'históricamente nos hemos opuesto a las subidas de precios'. Estas fuentes añaden que 'quienes tienen interés en aumentar los precios son los proveedores, es decir, la industria. La distribución, en cambio, es la que está frenando y aplazando estos incrementos'.

La mayoría de las empresas de distribución asegura que se está cumpliendo el código de buenas prácticas y que no se están registrando alzas importantes en los precios. No obstante, sí reconocen que hay algunos casos concretos en los que es imposible evitar cualquier tipo de modificación de precios, especialmente en los productos frescos (pescados, verduras, etc.).

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