EE UU pierde el pulso con la UE por las ayudas a las exportaciones
Estados Unidos recibió ayer un duro varapalo de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que dio la razón a la Unión Europea y falló en contra de sus ayudas a la exportación camufladas en rebajas fiscales. Ahora sólo le queda alcanzar un acuerdo con la UE o enfrentarse a posibles sanciones que, según amenaza Bruselas, podrían alcanzar los 4.043 millones de dólares (4.851 millones de euros).
Según el Tribunal de Apelación, las ayudas que EE UU concede a sus empresas mediante rebajas fiscales son "incongruentes con lo estipulado por la OMC". Esta es la segunda vez que un tribunal de apelaciones falla en contra de las facilidades que ofrece el Gobierno de George Bush a sus exportadores. "Ahora le toca a EE UU cumplir las conclusiones de la OMC para solucionar este problema de una vez por todas. Esperamos rápidas propuestas de EE UU", dijo el comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy.
En Washington, el representante comercial de EE UU, Robert Zoellick, expresó su intención de cooperar con la UE para "resolver el conflicto", que se inició en 1997, y anunció que tratarían el problema con "el Congreso y los intereses afectados para dar los próximos pasos".
A pesar de que después del primer fallo la Administración estadounidense modificó la ley, la UE denunció que las ayudas continuaban, camuflando ayudas en forma de rebajas fiscales.
La nueva norma, aprobada en noviembre de 2000, tras el rechazo de una apelación, concede reducciones en los impuestos a las empresas exportadoras. Una comisión de arbitraje de la OMC ya dio la razón a Bruselas en agosto y el tribunal de ayer lo confirmó.
La UE puede solicitar ahora sanciones que, según ha adelantado, podrían alcanzar los 4.000 millones de dólares (4.800 millones de euros). Una elevada cantidad que Zoellick, el año pasado, ya advirtió que sería "un arma nuclear" en las relaciones comerciales entre ambos países.
Una vez solicitadas las sanciones, lo más probable es que EE UU las recurra y la solución sea arbitrada. EE UU también ha amenazado con denunciar algunas normas fiscales europeas, por lo que ninguna parte desea llegar a ese punto. En ese sentido, se sigue un procedimiento paralelo bilateral para alcanzar un pacto entre ambas partes.
Ello implicaría concesiones por parte de los dos interlocutores en los conflictos abiertos. Entre ellos, se encuentra la intención de la Administración estadounidense de proteger a su industria del acero por medio de un alza en los aranceles a la importación. Por otra parte, EE UU denuncia las barreras que Bruselas ha impuesto a los productos transgénicos.