La ONU asegura que la economía creció en 2001 al menor ritmo en 10 años
El crecimiento de la economía mundial fue del 1,3% en 2001, el más bajo en una década, según un informe publicado ayer por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la organización.
La ONU rebajó su estimación previa de crecimiento del 1,5%, realizada un mes después de los atentados del 11 de septiembre. La previsión para este año es de un escaso 1,5%. "La recuperación será limitada", señaló Ian Kinniburgh, responsable del estudio. Kinniburgh estima que EE UU liderará la recuperación, que posteriormente se irá trasladando al resto de los países.
El desempeño económico de 2002 se caracterizará por una moderada recuperación de la inversión en las naciones más fuertes, un crecimiento muy bajo del comercio y una persistente debilidad de los precios de las materias primas, tanto en los países desarrollados como en las economías emergentes. Por ejemplo, la ONU estima que la media global del precio del barril será de 20 dólares, frente a los 24,5 de 2001. Las razones: la debilidad de la demanda (la Agencia Internacional de la Energía prevé contracción en los primeros meses del año), las diferencias en el seno de la OPEP y el incremento del suministro por parte de productores ajenos al cartel, como es el caso de Rusia, Noruega o México.
La ONU apunta a EE UU como factor desencadenante de la actual crisis mundial. El crecimiento estadounidense fue de sólo el 1%, frente al 4,1% de 2000 y al 4% de 1999. La desaceleración mundial ha repercutido claramente en el comercio mundial, que creció sólo un 0,8%; una cifra que contrasta con la expansión del 11,4% en 2000. La previsión, no obstante, es que el comercio global crezca este año a una tasa del 3%. El acuerdo alcanzado en noviembre en Doha para iniciar una nueva ronda de liberalización constituye un gran incentivo para el intercambio comercial.
La crisis argentina ha generado incertidumbre en los mercados financieros y aversión al riesgo que perjudicará especialmente a los países más pobres. Las economías en desarrollo tendrán un año difícil por la persistente debilidad del comercio y de la cotización de las materias primas, su mayor fuente de ingresos.