_
_
_
_
TRIBUNA

<I>La moral del dinero y los fondos éticos</I>

La inversión ética se ha hecho un hueco en España y sus perspectivas son realmente optimistas.

María Jesús Muñoz y María Rosario Balaguer

Después de los trágicos sucesos de los últimos meses de 2001, los fondos éticos han adquirido protagonismo especial, sobre todo entre aquellos inversores y ahorradores que buscan dar un toque moral a sus inversiones. No hay que olvidar que el primer fondo ético, el Pax World Fund, nace en 1968 en EE UU por la demanda de determinados inversores de que excluyeran de sus fondos títulos de empresas de producción de armamento que supuestamente era destinado a la guerra del Vietnam.

Los fondos éticos son consecuencia de la creciente demanda por inversores y consumidores, quienes, cada vez más concienciados con los problemas sociales, buscan compaginar criterios de rentabilidad y responsabilidad social. Ello no implica que estos fondos sean menos rentables, sino que los inversores van a más allá y quieren que sus inversiones no atenten contra sus principios éticos y sean además socialmente responsables.

Desde su aparición en los setenta en EE UU, y sobre todo en los últimos años, los fondos éticos han conocido un crecimiento espectacular, y ha sido en la segunda mitad de los noventa cuando comienzan su desarrollo en España.

En 1997 nace el primer fondo de inversión ético domiciliado y gestionado en España, el Iber Fondo 2020 Internacional, dirigido básicamente a personas e instituciones que exigen que sus inversiones sean respetuosas con los principios de la moral católica. No obstante, con anterioridad habían empezado a comercializarse dos fondos domiciliados en Luxemburgo, el Iber Fondo 2000 y el BCH Horizons. En 1997 se inicia también la comercialización de Arco Iris de Ahorro Corporación, que orienta su política de inversiones a empresas y tecnología que respetan el medio ambiente, pero no es hasta mediados de 1999 cuando se crea en España gran número de estos fondos, hasta los 16 fondos éticos y solidarios existentes en España.

Del conjunto, el Renta 4 Ecofondo fue el fondo ético español más rentable de 1999, obteniendo una rentabilidad del 21,83%. Entre los aspectos diferenciales que incorpora destaca la negativa a invertir en empresas productoras de energía nuclear o armamento. Durante 2000 el fondo ético más rentable fue el Ahorro Corporación Arco Iris con una rentabilidad del 22,69%.

Según un estudio realizado por el Esade, al 31 de diciembre de 2000, el patrimonio gestionado por los fondos éticos en España se situaba en torno a los 18.000 millones de pesetas, cantidad relativamente pequeña comparada con el total acumulado de fondos de inversión, unos 30 billones de pesetas, pero muy significativa si tenemos en cuenta su reciente aparición en el mercado financiero español. Según este mismo estudio, España es el cuarto país europeo con más fondos éticos, por detrás del Reino Unido, Suecia y Suiza. Por otra parte, en un futuro inmediato, el FTSE4 Good (índice bursátil británico que recoge títulos de empresas que cumplen criterios éticos) incluirá a aquellas empresas españolas que cumplan los criterios éticos, sociales y medioambientales fijados por FSTE.

Además desde el punto de vista de la rentabilidad, los fondos éticos no tienen por qué ofrecer rentabilidades inferiores al resto. Si se compara el rendimiento anualizado a 10 años del DSI (índice para fondos éticos en EE UU) con el S&P 500 se obtiene una rentabilidad anual del 20,83% para el DSI frente al 18,79% del S&P 500 (a mayo de 2000).

En España la regulación de los fondos éticos se rige por la Circular sobre la utilización por las Instituciones de Inversión Colectiva de la denominación ético, ecológico o cualquier otra que incida en aspectos de responsabilidad social realizada por Inverco. Es importante matizar que aunque genéricamente suele hablarse de fondos éticos y solidarios como único producto financiero, la circular de Inverco señala que no deben confundirse ambos términos, ya que en los fondos solidarios, la sociedad gestora cede una parte de la comisión de la gestión a determinadas entidades benéficas o no gubernamentales. Sin embargo, los éticos deben cumplir determinados criterios éticos, ecológicos y/o de responsabilidad social para sus inversiones. No obstante, sí puede haber un fondo ético y simultáneamente solidario, al combinar ambos aspectos.

Hoy podemos afirmar que la inversión ética se ha hecho un hueco en España y nos encontramos en una fase de desarrollo de los fondos éticos, con perspectivas realmente optimistas. El éxito de la inversión socialmente responsable pone de manifiesto que tanto los individuos como las instituciones pueden invertir de acuerdo con sus valores éticos y morales. En la última década, invertir teniendo en cuenta la dimensión social, medioambiental y ética de las políticas y actuaciones empresariales se ha convertido en el objetivo de gran número de inversores en España.

Archivado En

_
_