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COYUNTURA EUROPEA

La adaptación al euro le cuesta 300.000 millones al comercio

La patronal del comercio (CEC) estima que la adaptación a la moneda única costará a los empresarios del sector cerca de 300.000 millones de pesetas. Instituciones como el FMI consideran asumibles estos costes, teniendo en cuenta las ventajas adicionales, aunque reclaman más reformas estructurales y una mayor cohesión política.

Cuando queda menos de una semana para la llegada del euro a los bolsillos de los consumidores, los empresarios hacen balance de los costes a los que han tenido que hacer frente para adaptarse a la nueva divisa, que será común para más de 300 millones de ciudadanos.

El comercio español se ha gastado aproximadamente 300.000 millones de pesetas (1.803 millones de euros) en la adaptación a la moneda única, lo que supone una media de 600.000 pesetas (3.606 euros) por establecimiento, según la Confederación Española de Comercio (CEC). Su portavoz, Miguel Ángel Fraile, destacó a Europa Press el "gran esfuerzo" realizado, especialmente por los pequeños comerciantes.

Los establecimientos han adaptado sus equipos informáticos, las máquinas registradoras, el etiquetaje de los precios, los seguros, el marketing y todo lo relacionado con el transporte del dinero, además de haber impartido cursos de formación al personal.

Por otro lado, según la CEC, el coste financiero que supone tener una doble tesorería se ha multiplicado por dos o tres. Habitualmente, la tesorería de la que disponen las tiendas para el cambio se sitúa en torno a 80.000 millones de pesetas (480 millones de euros).

Fraile recomendó a los consumidores que, a partir del 2 de enero, hagan sus compras en euros y cambien su stock de pesetas en las cajas y bancos, ya que "será más cómodo y práctico para todos".

"Desearíamos que lo antes posible los consumidores se olvidarán ya de la peseta y empezaran a funcionar en euros", afirmó el portavoz de la CEC, quien señaló que la mayoría de los clientes realizarán sus compras con la nueva moneda, ya que el 90% de los cajeros solamente darán euros. Asimismo, auguró que el nuevo escenario económico transcurrirá con normalidad y tranquilidad. Puso como ejemplo la introducción del IVA en 1986, que no produjo ninguna situación anómala entre los comerciantes. El comercio colaborará activamente en el proceso de retirada de la peseta a partir del 1 de enero, recogiendo un tercio de los viejos billetes y monedas en circulación (alrededor de 3,4 billones de pesetas), según los cálculos de la CEC. Por ese motivo, tanto los pequeños comercios como las grandes empresas de distribución están realizando un gran esfuerzo de adaptación. En el caso de las grandes superficies, se han tenido que adaptar 15.000 balanzas, 30.000 cajas registradoras y unos 400.000 carros de compra.

Desde Washington, el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst Köhler, destacó ayer la llegada del euro como un "hito histórico" en la integración europea, aunque advirtió que a la UE le quedan "importantes retos" por cumplir.

"Una mayor cohesión política, reforzada con un progreso continuo de las reformas económicas, ayudará al continente a lograr su potencial de crecimiento y estabilidad", dijo. Esta institución multilateral siempre reclama con insistencia a Europa que acelere la puesta en marcha de reformas estructurales, especialmente en el mercado laboral.

El responsable del FMI consideró que, "con el tiempo", la nueva divisa aumentará su papel como una de las principales monedas reserva en el contexto internacional.

 

El impulso liberalizador, a examen

El Consejo Europeo de Barcelona, la primera cumbre de la Presidencia española de la UE, tratará de resucitar el espíritu reformista de hace dos años, cuando la UE prometió convertirse en 2010 en la economía más competitiva del mundo.

El llamado "proceso de Lisboa", lanzado en marzo del año 2000, estableció un programa de liberalización económica y reformas sociales muy ambicioso, en un contexto favorable tanto desde el punto de vista del crecimiento como de la creación de empleo.

En Barcelona, los días 15 y 16 de marzo, los Quince deberán hacer balance, en una situación mucho más adversa -la UE atraviesa una aguda fase de desaceleración-, de los progresos alcanzados y acordar "medidas concretas" para avanzar hacia el "objetivo estratégico" que la UE se marcó en Lisboa.

Dicho objetivo, impuesto por la mundialización y los éxitos de EE UU en la revolución de las nuevas tecnologías, pretende hacer de la economía comunitaria la más dinámica del mundo, "con pleno empleo y un nivel más alto de cohesión social".

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