La desaceleración alemana aún no ha tocado fondo
Alemania ha pasado de ser el motor económico de Europa al farolillo rojo del crecimiento en la región. El instituto germano IFO se muestra más pesimista que el Gobierno y el FMI y calcula que Alemania sólo crecerá un 0,6% en 2002. Todo ello bajo los supuestos impredecibles de una mayor estabilidad mundial, la calma en Oriente Próximo y un precio del crudo cercano a los 20 dólares por barril.
La economía alemana seguirá empeorando su ya comprometida situación y no tocará fondo hasta, al menos, el segundo trimestre del próximo año. Así lo afirma el prestigioso instituto germano IFO, que ayer presentó un estudio sobre la situación económica en el cambio de ejercicio. El IFO prevé un crecimiento de la economía alemana del 0,5% para este año y del 0,6% para el próximo, siempre que se cumplan algunos supuestos.
Así, el instituto considera que es necesario que no se produzcan más atentados terroristas, que la guerra de Afganistán finalice cuanto antes y que el conflicto palestino no se convierta en el polvorín de Oriente Próximo. Además, cree que para alcanzar un crecimiento del PIB del 0,6% es fundamental que el precio del crudo se mantenga en torno a los 20 dólares por barril. La tan ansiada recuperación llegará el próximo año, según el instituto, pero las señales de mejora no se apreciarán hasta el verano.
Según el IFO, Alemania seguirá siendo el próximo año el farolillo rojo del crecimiento en Europa. El instituto ha pronosticado para la zona euro un crecimiento del 1,5% este año y del 1,25% el próximo. Estas cifras son similares a las previstas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que espera un aumento del PIB del área del 1,5% y del 1,2% en el 2002.
Más pesimistas que el FMI
Respecto a Alemania, tanto el FMI como el propio Gobierno germano son algo más optimistas y creen que el PIB avanzará el próximo ejercicio un 0,7%. El ministro alemán de Finanzas, Hans Eichel, reiteraba ayer su optimismo en la revista Wirtschaftswoche, en la que afirmaba que la economía alemana "aún no está en recesión" y que los signos de recuperación se empezarán a notar a principios del 2002. Esta visión está en línea con la de algunos expertos, que han interpretado la mejora en la confianza empresarial de noviembre como un cambio de tendencia en la economía.
Por otra parte, el IFO apunta que la introducción de los billetes y monedas del euro no tendrá un efecto inflacionista. El instituto cuenta con una evolución favorable de los precios y cree que la inflación alcanzará este año el 2,5% y el 1,5% el que viene. En cuanto al desempleo, el IFO también es algo más pesimista. Alemania superará a principios del próximo año la temida barrera de los cuatro millones de parados y la cuota de desempleo en el conjunto del año pasará del 9,1% al 9,3% a finales de 2002.
El presidente del IFO, Hans-Werner Sinn, aprovechó la publicación del informe para demandar al Banco Central Europeo (BCE) una nueva bajada de los tipos de interés en la zona euro. Según Sinn, la entidad europea debería bajar a corto plazo las tasas en 50 puntos básicos, si es que quiere contribuir a que la situación económica empiece a mejorar el próximo verano. El Consejo de Gobierno del BCE, que abarató por última vez el dinero el pasado 8 de noviembre, se reúne hoy en su sede de Francfort, pero no tiene previsto tratar asuntos de política monetaria.
Además, el presidente del IFO recomendó para el año que viene subidas salariales en torno al 2,5% y calificó de "alejado de la realidad" el incremento del 7% demandado por los sindicatos alemanes.
El euro vuelve a perder los 0,90 dólares
Las alegrías del euro han durado apenas unos días. Cuando los analistas avanzaban que la inminente puesta en circulación del euro situaría el suelo de la divisa europea en niveles de 0,90 dólares, la mínima señal de recuperación en Estados Unidos ha vuelto a debilitar la cotización de la divisa europea hasta cerrar ayer, oficialmente, a 0,8983 dólares.
El mercado atribuyó ayer la caída de la moneda única al escaso volumen de negociación, dado que los inversores ya han cerrado sus libros de contabilidad, la recogida de beneficios y la mejora en los indicadores adelantados de la economía estadounidense.
Desde mediados de la semana pasada, el euro había conseguido, después de un mes de haber alcanzado esta cota, situarse en el entorno de los 90 centavos de dólar.
Con estas perspectivas, los analistas no esperan una recuperación de la divisa europea en los escasos días que restan de año. La mayoría del mercado espera, incluso, una cierta depreciación, hasta situarse próximo a los 0,8920 dólares.