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LEALTAD, 1

El dinero tiende a concentrarse

Lo mejor es que los índices salen del letargo. Lo peor es que los agitadores, analistas e intermediarios están en el mismo lado de la barcaza. Tras el repunte espectacular, aunque falto de ese músculo obligado que siempre da el volumen de negocio, la mayor parte de los participantes en el mundo de la Bolsa proclaman la bondad de la situación actual, aunque no ha sucedido nada desde la semana pasada.

No resulta chocante en esta propaganda que sean muchas las voces que apuntan un Ibex por encima del 9.000, porque es algo que siempre facilita el rally de Navidad, los regalos de Papa Noel en cultura estadounidense.

Si se cumple esta apuesta, la Bolsa subiría más de un 5% en los cinco días hábiles que restan para que cierre el año bursátil. Nada es imposible y menos, como sucede ahora, cuando los vendedores no ejercen una presión singular sobre los cambios. Es obligado apuntar, sin embargo, que esta proyección es más un deseo de los gestores y responsables del negocio de la compraventa que una realidad fundamentada en un adecuado ejercicio de reflexión sobre la situación económica.

Los inversores y especuladores más aguerridos, siempre en estado de máxima alerta, responden en las últimas horas a estos mensajes con actuaciones muy precisas. Lejos de disparar a todo lo que se mueve, es decir, de generalizar sus compras, actúan con precisión milimétrica y seleccionan al máximo sus compras. Esto se traduce en una concentración importante de las órdenes de negocio ¿Dónde? En los valores más líquidos, que en el caso de la Bolsa española es la apuesta continuada por Telefónica y muy pocos títulos más.

El desarrollo manifestado por el mercado nacional en la recta final del año está vinculado muy estrechamente a lo que sucede en Estados Unidos. Es un rally importado.

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