Las presiones devaluatorias crecen y Cavallo pierde sus últimos apoyos
Sólo el presidente Fernando de la Rúa sigue apoyando al ministro de Economía, Domingo Cavallo. Ayer, mientras el conjunto de los sectores políticos, empresarios y sindicales clamaba a gritos por la dimisión del creador de la convertibilidad, el presidente destacó el "enorme esfuerzo" de Cavallo. Las casas de cambio ya descuentan una devaluación al no vender dólares, mientras dos ex ministros de Economía plantean abiertamente el fin de la convertibilidad. La Bolsa de Buenos Aires cayó un 7,58%.
El aislamiento de Domingo Cavallo es completo. Su viaje a Washington el pasado fin de semana, donde aceptó todas las condiciones que le impuso el Fondo Monetario Internacional (FMI), le ha privado de sus aliados del último periodo. Los dirigentes industriales, del sector agrario y de los bancos locales han sufrido una tremenda desilusión tras la rueda de prensa que el ministro brindó el domingo.
"Estamos en virtual convocatoria de acreedores (suspensión de pagos)", volvió a insistir Cavallo allí. Para evitar que la situación de virtualidad se convierta en una de completa realidad, es decir, para no decretar formalmente la suspensión de pagos, el otrora superministro retrocede en toda la línea, se desdice de todo lo hecho en nueve meses de gestión y acepta un enésimo plan de ajuste fiscal para intentar que el FMI libere los fondos retenidos. Es un intento, ya que el Fondo no ha prometido nada al Gobierno argentino.
Las exigencias del FMI no tienen nada nuevo: incrementar la recaudación de impuestos para asegurar el pago de los intereses de la deuda pública. Una receta de caballo para un país paralizado. Y Cavallo ha accedido. Marcha atrás a los "planes de competitividad" (exenciones fiscales a empresas); marcha atrás en la reducción de las cotizaciones a los fondos de pensión privados por parte de sus afiliados (para aumentar el consumo); marcha atrás en la circulación de bonos provinciales que revivan los pagos ante la escasez de pesos.
Pero eso no es todo. El canje para reestructurar la deuda también está en cuestión, ya que el Fondo quiere que Argentina pague menos del 7% anual a los tenedores de títulos, aunque ése sea el porcentaje con el que se cerró el cambio de títulos a nivel interno. Ahora, para el canje global, Argentina debería pagar menos y extender esa decisión a los que ya pactaron por el 7%.
Pérdida de credibilidad
Todo esto significa que todo lo realizado por el ministro en estos meses, sus propias iniciativas, van a ser desmontadas y reemplazadas por la más pura ortodoxia fiscalista del Fondo. Pero los análisis detallados de política económica están a punto de perder sentido.
Lo que está en juego en estas horas es la continuidad de Cavallo. En una amplia reu-nión del Grupo Productivo, que incluye a todos los empresarios favorables a un giro proteccionista y tímidamente nacionalista, casi se desahució a Cavallo. Uno de los presentes dijo que "terminar con los planes de competitividad nos lleva a creer cada vez menos en las autoridades del país". Es decir, en Cavallo y De la Rúa. El presidente es el último y casi único apoyo del ministro, con lo que arriesga su propia autoridad.
Por su parte, Roque Fernández, quien reemplazó a Cavallo bajo el Gobierno de Carlos Menem, en 1996, planteó ayer una "flotación del peso entre el 10% y el 20%". Aunque negó que sea una devaluación, supone de hecho el abandono de la convertibilidad. Otro ex ministro, Aldo Ferrer, pidió el fin del régimen monetario actual. Las casas de cambio dicen no tener dólares, aunque algunas los venden a 1,50 pesos. La manifestación de mañana y la huelga del jueves podría ser el inicio de la cuenta regresiva para Cavallo.