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El gasoducto para conectar Orán y Almería resulta viable

El proyecto de construcción de un nuevo gasoducto para unir Europa con Argelia está superando las primeras fases de estudio sobre su viabilidad. Las empresas que participan en él se preparan para pasar a la etapa en la que se constituirá la sociedad promotora y gestora de esta gran red de transporte, en la que ya se fijará su trazado que podría llegar a Reino Unido atravesando el canal de la Mancha. Se trata de una inversión que en una de sus versiones más modestas supera los 6.000 millones de dólares (1,12 billones de pesetas).

Las empresas integrantes de la sociedad promotora del nuevo gasoducto que uniría Europa con Argelia comienzan a considerar que, con los datos de los que ya disponen, el proyecto va a ser viable. La citada sociedad liderada por la española Cepsa y la argelina Sonatrach, con una participación del 20% cada una, y de la que también forman parte Endesa, la británica BP, Gaz de France, la francesa TotalFina Elf y el italiano Ente Nazionale d'Idrocarburi (ENI) (con un 12% cada socio), estudian en función de esos informes próximas decisiones estratégicas que marcarán el futuro del gasoducto.

Las resoluciones que se perfilan se refieren, básicamente y en primer lugar, a la confirmación de la viabilidad económica de la infraestructura, para pasar en caso afirmativo a fijar los plazos de construcción. Pero esos aspectos están relacionados con otro punto clave que también se concretará, como es la cuantía de la inversión, que, a su vez, está vinculada con la extensión de la red.

Medios consultados señalan que el gasoducto está diseñándose para llegar al menos hasta el norte de Francia, y previsiblemente atraviese el canal de la Mancha para entrar en Reino Unido. La construcción de un nuevo gasoducto entre los dos continentes, según los expertos, tiene sentido si cuenta con una elevada capacidad de transporte, que sólo se puede amortizar si se dirige a varios grandes mercados.

La presencia en la sociedad Medgaz, encargada del proyecto, de varias multinacionales asegura que la península Ibérica, Francia y Reino Unido serían la meta de esa infraestructura. Y BP entre ellas, ya que el grupo británico quiere enriquecer el suministro a su mercado con más gas procedente del Magreb. BP había analizado anteriormente en solitario la posibilidad de construcción de un nuevo gasoducto Argelia-Europa para comercializar en Europa el hidrocarburo de su gran yacimiento argelino de In-Sallah. Pero en una etapa posterior decidió unirse al proyecto de Cepsa y Sonatrach.

Un objetivo similar lo tiene Gaz de France que, además, intenta entrar en mercados vecinos ante la inevitable pérdida de cuota en su país ante la apertura del negocio gasista en Francia por la aplicación de la directiva comunitaria. Cepsa, por su parte, uno de los promotores del proyecto, quiere tener un papel protagonista en la energía que experimentará mayor crecimiento en Europa. Adicionalmente, a diversas compañías que no forman parte de Medgaz se les invitará a informar de sus futuras necesidades para que puedan reservar capacidades futuras de transporte.

En unos meses, a mediados del próximo año, se prevé proceder a la fijación del plazo para la constitución de lo que sería la sociedad promotora y explotadora del gasoducto. Según medios consultados, todos los integrantes de Medgaz desean actualmente permanecer en el proyecto, pero dada la elevada cuantía de la inversión podrían entrar nuevos socios, entre ellos Enagas, compañía que mantiene fuertes vínculos con la compañía estatal argelina y gestiona la red española.

El plazo de construcción del gasoducto duraría entre cinco y seis años, mientras que la cifra final de inversión depende prioritariamente de la longitud del trazado. No obstante ahora, pese al amplio abánico de posibilidades, se trabaja con una cifra media en torno a los 6.000 millones de dólares (1,128 billones de pesetas).

La que sí está asegurada es la viabilidad técnica del proyecto que deberá constar de varios centenares de kilómetros de trazado submarino, para lo que hace sólo una década no existía la tecnología necesaria. Con ese trazado se evitará que la red pase por Marruecos, país que Argelia prefiere eludir.

Fidelizar clientes

Para Argelia el proyecto es además la mejor alternativa para fidelizar sus clientes, y más en un momento en que la mayor parte de los países europeos cuentan con significativos proyectos de construcción de centrales eléctricas de ciclo combinado a gas que multiplicarán en los próximos años el consumo.

Y es que el país magrebí necesita nueva salidas para su hidrocarburo, una vez que el que actualmente le une con Europa, a través de Marruecos, con 2.150 kilómetros, estará saturado a corto plazo, y no desea ampliar su red en Italia.

 

España mantiene una elevada dependencia del gas del Magreb

Pese a que España mantiene una elevada dependencia de Argelia en las importaciones de gas natural, la entrada de nuevos suministradores se prevé que palie esa situación a medio plazo. Entre agosto de este año y septiembre de 2000, el 58,5% del gas natural importado provenía de ese país magrebí, seguido de Noruega, Nigeria y Libia, con un 13,3%, 11,1%y 4,2% del total, respectivamente. Por detrás están Qatar, Trinidad y Tobago (país que aumentará sensiblemente su participación en los próximos años), los Emiratos Árabes Unidos y Omán.

Pero la situación de dependencia de Argelia era más elevada un año antes. Entre julio del año 2000 y agosto de 1999, el gas procedente de ese país magrebí representaba el 64,2% del total importado.

Argelia cuenta con unas reservas probadas de gas natural equivalentes al 3% mundial, por delante de países también importantes productores como Egipto, Nigeria, Irak o Libia, aunque se encuentra por detrás de Irán, Qatar y Arabia, que controlan el 15%, 7,4% y 4%, respectivamente. Con diferencia Rusia, con los grandes yacimientos de Siberia, es la nación líder, con reservas probadas que suponen el 33% de las conocidas en el mundo.

España, por su parte, tendrá capacidad por el aumento de consumo para diluir o no incrementar una mayor participación de Argelia, como figura entre los objetivos de la Ley de Hidrocarburos. No obstante, su situación geográfica y el sistema de peajes no hace rentable el gas de grandes yacimientos, como los rusos, que suministran a otros países europeos. España apuesta más que ninguna otra nación por el abastecimiento a través de plantas de regasificación, de forma que tres nuevas se unirán previsiblemente a las tres ya existentes.

Las previsiones de consumo para el próximo año se elevan a 21,7 bcm (miles de millones de metros cúbicos) para pasar a 45 bcm en el año 2010.

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