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La circulación del euro no provocará un gran cambio en la cotización

El euro se apreciará, en torno a un 3%, por el efecto psicológico de la llegada de la nueva moneda a los bolsillos de los consumidores, estiman los analistas, que, sin embargo, no esperan modificaciones sustanciales en el tipo de cambio, cuya variación depende de factores estructurales como la flexibilidad de la economía de la UE y su capacidad de adaptación frente a las crisis.

La llegada del euro a los bolsillos de los consumidores, a partir del próximo 1 de enero, ayudará a que se produzca una ligera apreciación de la nueva divisa frente al dólar, del entorno del 2% al 3%, pero no supondrá un estímulo suficiente para romper las tendencias actuales, que mantienen el euro en la barrera de los 90 centavos de dólar.

æpermil;sta es, al menos, la opinión mayoritaria del grupo de expertos consultados cuando faltan sólo tres semanas para que la moneda única pueda ser utilizada y tenga curso legal en transacciones físicas. Desde el servicio de estudios de Caja Madrid, José Ramón Díez Guijarro, reconoce el "efecto psicológico" positivo que tendrá el uso del euro entre los ciudadanos, pero apunta que al final se impondrán los argumentos macroeconómicos que penalizan a la Unión Europea por su menor productividad y su inferior capacidad de respuesta frente a las crisis económicas. "La paridad con el dólar aún está lejos mientras se mantengan estos problemas", dijo.

Desde la Fundación de Cajas de Ahorro Confederadas (Funcas), el catedrático Josep Oliver resalta que las actuales dudas sobre la adaptación al euro, surgidas en las empresas, y la preocupación de los consumidores ante la utilización de una nueva divisa, se esfumarán en enero, mejorando la confianza en la moneda única. Oliver señala otro efecto positivo: el nacimiento de una divisa fuerte que servirá de moneda refugio para economías más débiles, como ocurre ahora con el marco respecto a los países del Este de Europa. Estefanía Ponti, analista de Beta Capital, recuerda casos como el de Irak, que buscando divisas alternativas al dólar -por motivos políticos- ha propuesto el uso del euro para el pago de sus exportaciones de crudo.

"No obstante, los mercados financieros no se verán alterados por la llegada física del euro, al que están acostumbrados desde su nacimiento en enero de 1999", advierte, recordando que la previsión de Beta Capital pasa por una revalorización del euro para el próximo año que no superará los 95 centavos de dólar.

Alfonso Novales, del Grupo Eriste de análisis económico de la Universidad Complutense, espera, asimismo, una ligera apreciación en los próximos tres meses, "hasta 0,92 o 0,93 dólares", pero ningún cambio sustancial.

José Barea, ex jefe de la Oficina Presupuestaria del Gobierno, insiste en el diferente componente estructural de las economías a uno y otro lado del Océano Atlántico. "A pesar de la recesión, la flexibilidad de la economía estadounidense está fuera de toda duda frente a las rigideces de la UE en los mercados de bienes y servicios, su dificultad para la toma de decisiones interna y su incapacidad para hablar con una sola voz en foros internacionales", señala.

Lo cierto es que el euro lleva perdida la batalla frente al dólar desde su nacimiento en enero de 1999. Desde esa fecha se ha dejado cerca de un 24% de su valor. En un principio -todo el año 1999 y el primer semestre de 2000- los inversores se rindieron a la fortaleza de la economía estadounidense, que fue capaz de acumular elevadas tasas de crecimiento económico, muy superiores a las de la UE.

Cuando se invirtió el ciclo, a principios de 2001, el dólar mantuvo su fortaleza con algunos altibajos, como prueba de que los ahorradores siguen considerando a EE UU como caballo ganador. Ahora, en plena recesión estadounidense, la situación no ha cambiado, una vez superado el shock inicial de los atentados del 11 de septiembre.

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