Las empresas cobran de media a 50 días y pagan a 63
Las empresas utilizan tradicionalmente un sistema de financiación pasiva consistente en retener la liquidez generada por el negocio un periodo determinado de tiempo. En términos medios las compañías cobran a sus clientes en un plazo medio de 51 días, mientras que efectúan los pagos a sus clientes en un plazo medio de 63, según el Banco de España. Por tanto, retienen, en términos medios, su circulante líquido 12 días, habitualmente depositado en cuentas bancarias que devengan una pequeña rentabilidad adicional al negocio; esta rentabilidad se convierte en una fórmula, aunque sea muy secundaria, de financiación de la actividad.
Pero esta fórmula de operar abre brechas muy abultadas entre el cobro y el pago en algunos sectores que hacen pensar que se trata de un mecanismo intencionado de financiación. Es el caso del comercio (especialmente las grandes superficies) y las empresas constructoras.
En estas últimas la diferencia llega incluso a tres meses, puesto que cobran a sus clientes a un periodo medio de 115 días (en parte influido por los retrasos en los pagos de las Administraciones públicas) y abonan a sus proveedores de material a los 193 días. El periodo en el que retienen la liquidez es de 78 días, casi tres meses, periodo nada despreciable a efectos financieros.
No obstante, hay que destacar que la construcción nunca ha cobrado tan pronto a sus clientes como ahora, y nunca ha pagado tan tarde a los proveedores.
En el comercio, por su parte, cobran a 33 días y abonan a sus proveedores a 58 días de media. En este caso está sesgado al alza el tiempo de decalaje por la presencia cada vez más fuerte de las grandes superficies, que imponen sus proveedores unas determinadas condiciones de precios y de periodos de pago más estrictas que el pequeño comercio. Los años de mayor decalaje fueron 1992 y 1993, con una media de 14 días, en vez de los 12 de ahora.