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Cavallo negocia con el FMI y De la Rúa busca un acuerdo político

El ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, negocia contrarreloj con el Fondo Monetario Internacional en Washington. El hermetismo sobre el contenido de las conversaciones es absoluto. Mientras tanto, en Buenos Aires, el presidente Fernando de la Rúa intenta tejer un pacto con su antecesor en el cargo, Carlos Menem, y con el conjunto de la oposición peronista. La situación se deteriora rápidamente en medio de crecientes conflictos sectoriales.

Las colas dentro y fuera de los bancos de Buenos Aires se incrementan con el paso de los días. Ayer, versiones difundidas por todos los medios de comunicación indicaban que los clientes de uno de los más importantes bancos privados del país estaban transfiriendo sus depósitos hacia entidades privadas extranjeras que operan en Argentina.

En ese marco de incertidumbre y desesperanzado malhumor de la población, Cavallo decidió intempestivamente viajar a Washington para entrevistarse con la plana mayor del FMI. Su intención: convencer al organismo multilateral que asista al país y evite el desarrollo de una catástrofe económica. Tras su reconocimiento de que el país "negocia en el marco de una virtual suspensión de pagos", nadie considera posible que el Fondo revise su posición. El ministro ha anunciado que tiene previsto regresar a Buenos Aires esta mañana.

La posconvertibilidad

Fuentes del FMI dijeron ayer a banqueros consultados por Cinco Días que "estamos dispuestos a cooperar siempre que los dirigentes políticos y económicos comprendan la gravedad de la situación argentina y actúen en consecuencia"

Obrando como si fuera una respuesta a este mensaje, el ministro del Interior, Ramón Mestre, afirmó ayer que "es fundamental que los dirigentes políticos, empresarios y sindicatos logren los acuerdos básicos sobre lo que somos capaces de hacer en el futuro". Y puso en este marco el resultado de la gestión de Cavallo ante el FMI.

Pero en Buenos Aires ya nadie cree en una marcha atrás ni en la continuidad de la convertibilidad. De hecho, bancos privados vendían ayer dólares a 1,10 pesos, mientras algunas casas de cambio lo hacían a 1,40.

El Gobierno intenta un urgente acuerdo nacional con Menem y el peronismo.

Menem reclama la dolarización de la economía. La banca extranjera presente en el país pide lo mismo. Los bancos estatales y privados nacionales temen ser absorbidos si desaparece el peso. Los sectores más ortodoxos proponen dolarizar sin previa devaluación, y ofrecen un aporte de 10.000 millones de dólares para hacer posible esta salida. Pero el conflicto de intereses con la industria y los asalariados parece insalvable. En una suspensión de pagos de hecho, Argentina vive en la incertidumbre y con el temor a un caos total.

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