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La portuguesa EDP asume el poder en Cantábrico tras el pacto de accionistas

Tras varios meses de intensas negociaciones, el nuevo reparto de poder en Cantábrico ha quedado resuelto. El grupo portugués EDP ha pasado a ser el primer accionista de la eléctrica asturiana con el 40%, mientras la alemana EnBW se queda con el 35% tras la ruptura de su acuerdo con Juan Miguel Villar Mir.

Electricidade de Portugal (EDP) se ha convertido en el primer accionista y operador de Cantábrico tras el acuerdo de reparto del capital y de la gestión pactada entre todos los socios de la empresa asturiana. Un acuerdo que da estabilidad a la cuarta eléctrica española y que permite, como señaló ayer el presidente de la empresa asturiana, Manuel Menéndez, la incorporación de EDP y EnBW al consejo de administración de Cantábrico, en el que hasta ahora sólo está presente Cajastur.

Según el pacto suscrito la noche del pasado martes, Electricidade de Portugal será propietaria del 40% del capital de Adygesinval (titular del 95% de Cantábrico), la alemana Energie Baden-Württemberg (EnBW) controlará el 35% de los títulos de la sociedad citada, mientras que Cajastur y Caser tendrán, respectivamente, el 16,7% y el 8,3% de Adygesinval. Este acuerdo tendrá que ser aprobado por las autoridades de la competencia.

Adygesinval tiene actualmente el 95% del capital de Cantábrico, mientras que el resto se reparte entre Bolsa y autocartera, pero llegará casi al 100% cuando la empresa quede excluida de la Bolsa, operación que tendrá lugar antes del próximo octubre. Cantábrico podrá volver a cotizar a partir de enero del año 2005.

Todos los socios se han comprometido a mantener sus participaciones al menos hasta el 31 de diciembre del año 2004, y se ha establecido que nadie podrá tener más del 49%. EDP se compromete a controlar un mínimo del 21,25%; EnBW, el 18,75%, y Cajastur y Caser, el 10%. Todos los socios disfrutarán de derecho preferente de tanteo sobre los paquetes accionariales del resto de los grupos firmantes del acuerdo.

El nuevo consejo está formado por 14 personas, de las que cinco representarán a EDP; cuatro, a EnBW, y tres, a Cajastur. Además están el presidente y el consejero delegado, que serán elegidos por consenso. Manuel Menéndez permanecerá como presidente de la compañía. Asimismo, el comité ejecutivo del consejo contará con tres directores, que representarán a EDP, EnBW y a Cajastur.

El acuerdo fija, además, una estructura de veto y voto para cuatro grandes áreas, entre ellas la ampliación de capital y el cambio de estatutos o los planes de negocio de la compañía, para lo que será previsto el apoyo de todas las partes.

En los temas operativos, como la estrategia en generación, será preciso el voto afirmativo de EDP y EnBW. Cajastur y Caser actuarán como socios financieros.

Con esta estructura se quiere dar a Cantábrico una organización independiente, que precisará el consenso para las decisiones estratégicas, aunque EDP se haya hecho con el papel dominante en la gestión.

Tanto EDP como EnBW han asegurado que, a través de este acuerdo, todos sus intereses eléctricos en España se encauzarán mediante Cantábrico.

Compromisos

Entre los compromisos financieros suscritos está el dotar a la empresa asturiana de un capital adicional de hasta un total de 1.000 millones de euros (166.386 millones de pesetas) y reconocen que el grupo necesitará acometer importantes inversiones en el futuro.

El presidente de EDP, Francisco Sánchez, resaltó que el acuerdo es una base sólida para la gestión conjunta y encuadró la inversión de su empresa en Cantábrico (la más importante realizada por una empresa portuguesa en España) dentro de la creación del mercado ibérico eléctrico. En él, según sus palabras, EDP es la empresa mejor situada ahora en sus dos mercados, España y Portugal.

El acuerdo establece que todos los socios tengan el mismo coste en la adquisición de las acciones de Cantábrico, pese a las diferentes posiciones de partida, ya que la OPA lanzada por EDP y Cajastur se realizó a 24 euros por título, mientras que la de EnBW, a través de Ferroatlántica, se hizo a 27,3 euros. Ahora, el consenso establece que las contribuciones de acciones a Adygesinval se harán al coste medio de 26,57 euros por acción. De esta forma, EnBW pagará algo menos de lo que abonó en principio, pero con el coste de aportar 50 millones de euros a Juan Miguel Villar Mir, presidente de Ferroatlántica, así como el político de ceder la mayoría a EDP.

Por su parte, la inversión de la empresa portuguesa en la compra de su participación en Cantábrico se elevará en 700 millones de euros.

El acuerdo se ha logrado después de varios meses de negociaciones y tras superar el veto a los derechos políticos fijado por el Gobierno español tanto a EDP como a EnBW. En las conversaciones ha tenido un peso muy importante la participación de los bancos de negocios, entre ellos la Banca Rotshchild, que ha participado en la elaboración del acuerdo.

 

20 meses de lucha para controlar la eléctrica asturiana

La batalla por el control de Cantábrico se inició el 13 de marzo de 2000, un día después de las elecciones que volvieron a dar la victoria al Partido Popular. El grupo estadounidense TXU (antigua Texas Utilities) presentó una OPA sobre la compañía asturiana en lo que se interpretó como el primer paso en la reestructuración del sector eléctrico español.

La reacción a este paso se produjo 15 días después. Unión Fenosa, deseosa de acortar las distancias que la separan de Endesa e Iberdrola, presentó una oferta competitiva a 24 euros por acción.

La apuesta de Fenosa fue vetada por el Gobierno el 26 de mayo de 2000 por entender que era "imprescindible mantener el actual número de operadores, tanto en generación como en comercialización". Con esta decisión, Economía abría el paso en Cantábrico a la entrada de grupos extranjeros. La oferta de TXU se complicó y la CNMV abrió expediente a esta sociedad y a la belga Electrabel, que también se había hecho con acciones de la compañía, por si había habido una acción concertada en la compra de acciones.

La reacción de los principales grupos europeos del sector no se hizo esperar. Ferroatlántica, grupo industrial controlado por Juan Miguel Villar Mir, presentó una nueva oferta junto a la alemana EnBW, controlada a su vez por la francesa EDF. A esta oferta siguió otra de la también alemana RWE, que ofreció 26 euros por título y cuya OPA también competía con la realizada por Cajastur y EDP.

TXU, que se había hecho con el 19,2% del capital de Cantábrico, optó por vender a Cajastur y EDP, mientras RWE se retiró al mejorar Ferroatlántica la oferta de compra en el último momento y recibir el apoyo del consejo de la compañía asturiana.

Ayer se puso fin a 20 meses de OPA y contra-OPA y se dio carta de naturaleza a la entrada de dos grupos extranjeros, EDP y EDF, en el mercado español de la energía.

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