La Alianza bloquea el pacto de Gobierno al rechazar fuerzas extranjeras en Afganistán
El optimismo inicial que despertó la celebración de una cumbre interafgana en Bonn se desvaneció ayer cuando la Alianza del Norte rechazó la presencia de fuerzas internacionales en la zona. Su oposición a esta medida, impulsada por la ONU, ha puesto en jaque la formación de un Gobierno de transición multitribal que tome las riendas del devastado país. La negativa de la Alianza fue argumentada afirmando que "la seguridad del país está garantizada", por lo que no es necesaria la presencia de fuerzas extranjeras.
El martes, 38 representantes afganos comenzaron una reunión en la antigua capital de Alemania, auspiciada por la ONU, con el fin de formar un Gobierno postalibán en Afganistán.
Además de por el tema de las fuerzas internacionales, su creación quedó también bloqueada por el papel que deberá desempeñar el exiliado ex rey Zahir Shah. El jefe de la delegación de la Alianza, Yunis Qanuni, puso en manos de la Loya Jirga (gran asamblea de líderes tribales) la decisión sobre el antiguo monarca. No obstante, todas las delegaciones coinciden en que Zhair Sha, de 86 años, podría ejercer un papel integrador, por ser una figura respetada en Afganistán.
Mientras, en Kandahar, las tropas estadounidenses continuaban asediando el último bastión talibán.
El líder supremo de los talibanes, el mulá Mohamed Omar, quien escapó sano y salvo a los bombardeos estadounidenses contra un cuartel de la milicia en Kandahar, arengó a sus combatientes por la radio a que no se rindan y sigan luchando.
El portavoz de la misión de Naciones Unidas en Kabul, Jaled Mansur, dijo que la Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados (Acnur) ha constatado la huida de ciudadanos de Kandahar, que ha sido "duramente bombardeada con resultado de víctimas civiles".
Ayer, la CIA confirmó la muerte de uno de sus agentes en el motín del fuerte de Qalai Jangui, cercano a Mazar i Sharif, mientras se alzan las voces que piden una investigación sobre lo ocurrido en la prisión. Un comandante de la Alianza dijo que probablemente los 600 prisioneros, entre ellos paquistaníes, árabes y chechenos, además de 40 efectivos de la Alianza, murieron en los combates.