Jugárselo a la carta de la confianza

La semana está plagada de cifras y estadísticas sobre el estado de salud de la economía de Estados Unidos. La situación coincide con el certificado oficial de recesión de la primera potencia económica del mundo y proyecciones sobre una situación similar en Alemania, con el consiguiente impacto negativo en su área de influencia.

Cuentan algunos analistas en sus informes de situación, con mucho atrevimiento por cierto, que los mercados están obligados a anticipar situaciones y a obrar en consecuencia. Se han desempolvado, así, viejas series estadísticas referentes a la duración de los episodios de recesión y todo parece indicar que la última situación de crisis severa no duró más de 11 meses.

Vista esta historia reciente, hay quien sostiene que la recesión en Estados Unidos comenzó en marzo, con lo que al final del primer trimestre de 2002, o a mediados del segundo a lo sumo, los datos de actividad mejorarán y habrá concluido la época de vacas flacas. La fuerte recuperación de los mercados de acciones en las últimas semanas ya lleva incorporado algo, o mucho, de esta apuesta.

Otro grupo de analistas va más lejos en sus actuaciones y se juega todo a una sola carta, la de la confianza de los consumidores, porque consideran que es el punto de partida para la recuperación en vertical de las Bolsas. Ayer, precisamente, se publicó el índice de confianza de los consumidores estadounidenses y los mercados reaccionaron al instante, en línea con lo esperado antes.

Sólo los analistas más fríos consideran que en estos momentos no conviene jugárselo toda a la carta de la confianza de los consumidores. Tampoco a la de los indicadores adelantados. Respecto a la duración de la recesión recuerdan que las estadísticas son frías y que hay excepciones que pueden ser dramáticas.