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INTERNACIONAL

La ONU urge a los líderes afganos a formar un Gobierno de transición

Cerca de 30 representantes afganos comienzan hoy una conferencia en Bonn con el objetivo de buscar una solución política a la era postalibán. La ONU instará a los participantes a saltarse el paso previo de formar un consejo y a que acuerden un Gobierno que acelere la reconstrucción del país. En Islamabad, el Banco Mundial y la ONU inauguran hoy una conferencia para evaluar el coste, que ya han advertido será muy alto.

P. C. / Agencias Madrid / Bonn

Tanto los representantes de la ONU como los de la Unión Europea, que estarán presentes en las conversaciones, han planteado la urgencia de formar un Gobierno. "La situación es tan dramática que lo razonable es concentrar esfuerzos en la creación de una autoridad interina que asuma las riendas del país, en vez de comenzar eligiendo un consejo nacional que luego forme Gobierno", dijo ayer el portavoz del representante especial de la ONU en Afganistán, Lakhdar Brahimi. De forma similar se expresó el comisario europeo para el Desarrollo, Poul Nielson, quien afirmó que para la reconstrucción "es necesario algún tipo de Gobierno".

El actual jefe del Ejecutivo, Burhanuddin Rabbani, de la Alianza del Norte, que también estará representada, menospreció la reunión. "Los principales consejos tendrán lugar dentro de Afganistán y los altos funcionarios deben participar para tomar las decisiones", añadió.

El principal papel del nuevo Gobierno será la reconstrucción de un país en ruinas, que además de acumular más de 20 años de guerra, se ha visto perjudicado por las consecuencias del 11 de septiembre. "Afganistán, que ha estado siempre en el fondo de la pobreza y de los indicadores sociales de las clasificaciones de países, debe ser considerada ahora el Estado más pobre y desgraciado del mundo", recoge un informe del Banco Mundial (BM) sobre el país. Este organismo junto con la ONU comienzan hoy una conferencia de tres días en Islamabad para evaluar las posibilidades de reconstrucción del país. Ambos organismos esperan que el coste sea alto. Como ejemplos tienen la reconstrucción de Bosnia, con una población de cinco millones de personas y a la que se destinaron 5.400 millones de dólares (un billón de pesetas). El caso de Afganistán es aún más grave.

Además de que su población sobrepasa los 25 millones de habitantes, las infraestructuras han quedado completamente destrozadas y el cierre del puerto de Karachi cortó las comunicaciones comerciales. Pero no todo es consecuencia de la guerra actual. El último año de paz fue 1978 y entonces Afganistán era autosuficiente en cuanto a alimentos y un importante exportador de productos agrícolas. Desde entonces no ha habido más que una leve recuperación a mediados de los años noventa en las zonas exentas de conflicto. El Gobierno de los talibanes empeoró, además, la situación social. La esperanza de vida en Afganistán es de 40 años y el índice de analfabetismo del 64%. El 70% de la población sufre malnutrición y la mortalidad de niños menores de cinco años es del 25,7%.

Económicamente, el Gobierno talibán provocó la ruina de muchos agricultores al prohibir la producción de opio en un país donde la fuerza laboral se concentraba en la agricultura. A todo ello hay que sumar la tremenda sequía de los últimos tres años. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió la semana pasada ayudas urgentes por 584 millones de dólares (110.000 millones de pesetas), pero han escaseado las ofertas.

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